Editorial | Cuando la política ‘inunda’ los proyectos
Ahora que vivimos esta precampaña electoral marcada por los anuncios para el escaparate es bueno recordar lo ocurrido con la Variante de Pajares. O por mejor decir, con el trazado ferroviario fallido —al menos hasta el momento— después de casi dos décadas. Entonces, se puso una primera piedra simbólica en la precampaña de las generales de 2004. Y, ya con otro Gobierno, se precipitó en verano de 2005 el inicio de la perforación de la Cordillera Cantábrica en una acción que tenía claros tintes políticos. Fruto de aquello se arrastra el caos actual, con unos daños medioambientales de gran calado, como consecuencia del trasvase permanente de agua hacia Asturias. Ahora, se ha concretado que en todas aquellas acciones de marcado carácter político hubo una clara responsabilidad. El primer paso se dio de la mano del vicepresidente del Gobierno del PP, el asturiano Francisco Álvarez Cascos. Y la irrupción de las máquinas llegó con el leones José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa. Desatender a los técnicos es obvio que ha sido nefasto.
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