Malas apuestas
Lo de que el dinero es cobarde no sólo sirve para los componentes de la patronal. El asunto se extiende abriendo un poco el foco a todas las carteras. El que más y el que menos se echa mano al bolsillo a medida que baja la intensidad de la luz o desciende la presencia poblacional.
Con ese panorama, es entendible lo que ocurre con Ferrovial. El asunto se merece todas las condenas posibles. Toda la indignación imaginable. Nos deja tirados, literalmente Pero es un tema que invita a repensar las cosas. El guion es conocido y ya se ha visto con claridad en otros momentos. En el País Vasco, cuando la gente tuvo que exiliarse abandonando sus hogares por la presión asesina de ETA. Especialmente a los que se intentaba que pagasen el llamado ‘impuesto revolucionario’. Y no hace tanto tiempo se vio de nuevo, cuando la insostenible situación que generaba el independentismo catalanista empujó a todo tipo de firmas a buscar un marco estable con unos mínimos de seguridad jurídica.
El paradigma sobre todo esto puede encontrarse en los sobresaltos permanentes que se han generado, durante las últimas décadas, por toda la geografía del centro y del sur del continente americano. Los populismos y los ataques a las democracias y libertades han ocasionado una fuga masiva de personas y de dineros de quienes han tenido la posibilidad de hacerlo. Empobreciendo a los que sufren a mesías en sus palacios presidenciales.
Las apuestas poco serias acaban pasando factura. Tanto en lo político, como a la hora de apoyar a gestores para sectores fundamentales. Aquí, en la provincia de León, también se han producido ejemplos llamativos. Cuando se respaldaron monocultivos en el ladrillo o en la minería, aupando al cielo, por ejemplo, a un empresario minero por puro capricho de los entonces mandatarios de la Caja. Poniendo en el ‘candelabro’ a un sector clave con unos efectos devastadores nunca bien analizados.
La noticia ayer en Valladolid también invita a tentarse la ropa. Su provincia acapara ya un tercio de la economía de Castilla y León. Con ese panorama resulta curioso que los pronósticos electorales sigan dando tanto aire a PP y a PSOE, a lo mejor por aquello de que el voto se decide igualmente desde el refugio que marca la cobardía. Quizá por lo de más vale Guatemala...