Editorial | Por un empleo de verdadera calidad
La inestabilidad del sistema económico amenaza con perpetuarse y son las nuevas generaciones las que lo están pagando en mayor medida. La disposición de un puesto de trabajo digno es fundamental para el desarrollo de las personas en todos los órdenes. Es un derecho fundamental, incluso recogido en la Constitución, y como tal debe considerarse y buscarse. Los jóvenes sufren hoy una especial precariedad, con unos sueldos muy alejados de lo vivido por generaciones precedentes, y con unas complicaciones extremas para acceder, por ejemplo, a la vivienda. Por todo ello, resulta imprescindible que las instituciones públicas trabajen para lograr un empleo de verdadera calidad para todos los ciudadanos. Cansan las políticas cosméticas y propagandísticas. La reforma laboral abrió la mano para animar la creación de los llamados fijos discontinuos. Una fórmula atractiva, pero que se está comprobando que ha sido una maniobra para enturbiar las cifras de verdaderos demandantes de empleo.