Editorial | Respuestas urgentes para una sociedad que envejece en silencio
No es un secreto que nuestra sociedad envejece sin respuestas efectivas a sus necesidades. Que no son para todos las mismas. Lo que es evidente es que entre la ayuda y la dependencia hay un largo camino que recorrer, y tiene que ser acompañado, asistido, ayudado. Ni precipitado y forzado ni ignorado. A la vez, desde luego, asumible económicamente. Todos y cada uno de esos peldaños que quedan por avanzar son un gran paso que dar por la sociedad que están siendo silenciados y relegados. Exigen reacción inmediata, mas parecen no tener hueco en el tejemaneje de enredos electorales que se urden a toda prisa de cara a la cita del 28 de mayo.
La realidad de los mayores, su vulnerabilidad, debe quedar fuera de todo argumento pergeñado en los intereses de las formaciones de todo tipo para sumar adeptos, los propios o los descontentos rebotados de otras ilusiones. Es una certeza que debe doler en el corazón mismo de la sociedad, y no admite ideologías ni demagogias.
Solo los Bomberos de León calculan rescatar este año a dos centenares de personas mayores que viven solas y no son capaces de valerse ante cualquier percance que sufran en su domicilio. Crecen los casos de ancianos que mueren en soledad en sus casas y pasan semanas o meses antes de que alguien alerte de su ‘desaparición’. Cada vez hay más personas mayores que viven, o sobreviven, solas. Ni se puede forzar su traslado a fórmulas de habitabilidad como las residencias de mayores ni puede ignorarse por más tiempo la necesidad de establecer una red de asistencia y atención social, que debe ser creciente como lo son las necesidades, capaz de estar alerta y ofrecer soluciones que compaginen una atención efectiva con el muy respetable deseo de mantener la independencia vital mientras sea posible.
Un camino de atención y acompañamiento que debe avanzar en la respuesta asistencial asumible económicamente. Ahí queda un largo camino que recorrer por las administraciones públicas. Y las respuestas deben ser tan imaginativas como inversoras. Aprovechar los recursos es una opción desde luego nada desdeñable. Ahí está la propuesta del PP de León para convertir el abandonado cuartel de Almansa en una macrorresidencia de ancianos a cargo del Ayuntamiento de León. Respuestas.