Editorial | Convivir con el abandono en la ciudad

La ciudad de León es mucho más que el marketing que se vende en las ferias de turismo. Es un lugar para vivir, el hogar de 125.000 ciudadanos que se merecen algo más que lavados de cara y gestos vanos para convencernos de que la calidad de vida ya viene dada por ser una pequeña capital de provincias. Un paseo por León, por el centro y por sus barrios, no soporta los mensajes arrogantes que pretenden poner en manos de los vecinos la responsabilidad del cuidado de la ciudad. Aceras destrozadas, fachadas pintarrajeadas, rincones malolientes forman parte del paisaje diario con el que conviven muchos habitantes que ven como sus impuestos desaparecen en unas arcas municipales con escaso retorno. El abandono que se percibe hoy en León no es cosa de tres meses de despistes, es el resultado de un desempeño incompetente porque falla algo esencial: el respeto por el ciudadano.