Asesor de mala imagen
Supongo que Nicanor Pastrana se vaticinó horas antes: «De esta, me llama Risto Mejide». Si este lo hizo, le pilló con el móvil apagado o sin cobertura. Supongo que nuestro concejal de Participación Ciudadana hace suya la máxima: «Que hablen de ti, aunque sea mal». Ya, pero tanto, tanto. Supongo también que usted, lector, pensaba que ya no les iba a escribir sobre quien se manifestó en calzoncillos en nuestra Plaza Mayor. «El País Llionés está en bragas», lo justificó. La lencería, aunque no sea fina, es un tema como cualquier otro para una columna. Simplemente, no quería dejarme llevar por la primera rechifla. Por fin, he concluido que no fue irreverencia preelectoral, sino provocación anacrónica. Al marketing también hay que pasarle el plumero. A estas alturas del siglo XXI, exhibirse en gayumbos resulta escaso para captar votos. Además, visto lo visto, necesita una talla más. Alguien debería explicarle que no es conveniente llevar los cataplines tan apretados, hay que dejar que transpiraren, a su caer. A la ocurrencia le faltó algo de atrezo. Demasiado minimalista, eso mismo lo hace con 500 maceros e impresiona. Don Nicanor necesita ya un asesor de mala imagen; de tenerlo, le habría recomendado cambiar el sobrio slip negro por una alegre hoja de parra. Lo verde es gran cantera de votos. Lorenzo Crapile le había recriminado que la danza de los siete velos es sin calcetines, aunque los llevase a juego con el calzoncillo. Ser de pies feos nunca fue hándicap para la política municipal.
El domingo no sabía aún cómo terminar la columna, hasta que escuché al sacerdote contar en misa un chiste: Un cristiano es arrojado a un león y le reza a Dios que convierta a la fiera. Esta se arrodilla y dice «Señor, bendice estos alimentos que nos vamos a comer». Sonreí por el gag, por el humor compartido y porque me daba la conclusión final buscada: nada es irreverente sin intención de que lo sea. Uno mismo no pretende serlo con don Nicanor, o no mucho. Lo justo.
Recientemente, nuestro concejal ha anunciado su militancia en Alantre, partido leonesista, verde y de izquierdas. Lo hizo hecho un pincel, todo un dandi. ¿Ha cambiado la talla de calzoncillos? Como canta Alaska… a quién le importa.