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La casa de Doña Beatriz de Cancelada ardía como todos los demonios y amenazaba con devorar un barrio entero de la vieja Ponferrada. Hasta que sacaron a la Virgen de la Encina de la iglesia y la colocaron delante de la calle en llamas. La Patrona del Bierzo logró entonces que los malos vientos que avivaban el fuego la obedecieran y el aire cambió de repente y las llamas se apagaron solas.

Era el año 1622, la Basílica de la Encina estaba recién construida y el incendio de la casa de Doña Beatriz de Cancelada se convirtió en uno de los milagros que la Iglesia atribuye a La Morenica y que el que fuera secretario del Ayuntamiento de Ponferrada, Manuel González del Valle, recopiló dos siglos después en un librito que acaba de reeditar Prodigioso Volcán a partir del texto digitalizado por la Biblioteca Nacional.

El libro de González del Valle reúne otros milagros atribuidos a la Virgen en los siglos XVII y XVIII y de los que la Iglesia tenía constancia documental como el del niño de 14 años que salvó la vida agarrado a las crines de una yegua cuando estaba a punto de ahogarse en el río Sil; o la de la suicida Pascuala, mujer del alguacil de Ponferrada, a la que sacaron de un pozo curada de la enfermedad que le había robado las ganas de vivir; o la de María Manuela de Mendoza, la mujer curada dos veces: la primera cuando llegó a la villa para encomendarse a la Virgen y la segunda cuando decidió quedarse para siempre en Ponferrada y convertirse en «esclava» de La Morenica porque al despedirse de ella había recaído en sus males.

En 1850, cuando González del Valle imprimió su libro en la imprenta que existió en el número dos de la calle de La Fortaleza (en el arranque de la cuesta del Castillo que hoy se llama Gil y Carrasco), nadie cuestionaba la veracidad de los milagros de la Encina. Hoy solo los muy devotos los dan por ciertos. Pero como ocurre con la leyenda templaria del Castillo de Ponferrada —un documental de Discovery Channel desmontará en breve el mito de que fueron los monjes guerreros quienes levantaron la fortaleza— los milagros de la Encina forman parte de las señas de identidad de esta tierra. O como decía aquel periodista de la película de John Ford El hombre que mató a Liberty Valance; «cuando la realidad no coincide con la leyenda, imprime la leyenda».