Diario de León

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Parece que no pasó. Eso parece. Pronto nos hemos olvidado de todo. O eso parece. La vida sigue y atrás quedan las muertes, los contagios, las mascarillas, los confinamientos, las campañas masivas de vacunación, los estados de alarma, los geles hidroalcohólicos, los test de antígenos, los ingresos, las residencias, los aplausos, el teletrabajo, las limitaciones de aforos... pero mejor no bajar la guardia.

Tres años y dos meses después del inicio de la pandemia, la OMS nos quita una restricción mental más y declara que ya ha acabado la emergencia internacional por el coronavirus. Empieza un nuevo ciclo, pero la pandemia sigue. Mejor dejar bajo llave, ahí en un rincón del hipocampo, todo lo que hemos pasado y sufrido por un virus que cambió de la noche a la mañana nuestra rutina, que se ensañó tan brutalmente con las personas mayores que por un momento pensamos que el mundo, tal y como lo habíamos entendido hasta entonces, daría un giro inesperado. Vivimos en la incertidumbre, en el miedo, en la ansiedad por lo imprevisible, encerrados, amordazados y con el corazón en un puño ante el riesgo de perder el aire, a no poder respirar. Llegó un virus que arrasó con todo y todo parecía que cambiaría para siempre. Pero no fue así.

Sólo lo parecía. Todo aquello que pasamos es ahora tan lejano que ya no forma parte de nuestras vidas. Sólo las personas que arrastran el duelo y las secuelas lo tienen siempre presente. Pero el cerebro, especialista en prestidigitación, vuelve a hacer un truco de magia. Lo ves, ya no lo ves.

La OMS confirma con su anuncio que la vida sigue. Y ese impulso a la normalidad se acompaña hoy de otros cambios ilusionantes con nuevos aires, más ligeros y respirables también, como los que deja en el ambiente un virus que parece debilitado, y un nuevo escenario para afrontar los próximos años con energía renovada.

«Sólo vale la serenidad cuando debajo hay fuego». Esta frase de José Luis Sampedro es el resumen perfecto de una conquista trabajada. Sólo la serenidad lograda y practicada después de la convulsión, de las luchas internas, de superar y vencer a los molinos de viento, es la que más se disfruta con el tiempo.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, considera que la vigilancia del Covid-19, «sigue siendo crucial» para estar preparados ante futuras crisis. Las crisis no acaban, sean como sean. Lo que cambia es la manera de afrontarlas. Hoy empieza un nuevo tiempo. Aunque la pandemia sigue, la decisión de la OMS es un paso muy importante para que normalizar una vida que ya había conquistado espacios a un virus que queremos olvidar. Hay movimientos que nos empujan a emprender más cambios en la vida.

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