El mantu Pelayu
Fue Abascal a Covadonga en 2015 y dijo lo que tanto repiten nuestros vecinos, eso de «Asturies ye España; y el restu, tierra conquistae», olvidándose que las Asturias eran mayormente cosa leonesa (de los 22 pueblos astures, 19 eran de León -cismontanos- y sólo 3 asturianos -transmontanos-; allí, los lugones, pésicos y penios; y aquí, los tiburos, saelinos, lougeos, lancienses, gigurros, susarros, tiburos, amacos, bedunienses, orniacos, brigaecinos, superatios, zelas, cabruagénicos...). Y es que Abascal, cuando hay elecciones, sube a Covadonga como quien va a Lourdes a por milagros; y volvió a hacerlo este lunes para hostigar a quienes cuestionan la realidad histórica de Pelayo («un tipo con un par de huevos», sostiene) y ensalzar la mitología del imperio español que nace de la Reconquista frente a los mitos de la memoria histórica, casi nada. Pero a poco que leyera sobre el personaje y el episodio, quizá cayera de ese guindo que le sirve de tribuna y viera que el mantu de Pelayu con que quiere revestirse tiene más agujeros de polilla y más lamparones que recamados regios o imperiales, porque hay historiadores que hasta dudan seriamente de la propia existencia de Pelayo y le niegan cualquier origen noble hispanogodo y los hay que desmontan las fantasías de una fulminante batalla en la que 300 cristianos pastorones derrotan a pedradas a un ejército musulmán de 100.000, que es como decir todo el efectivo que hoy tiene el ejército español, ayudándoles además la Virgen haciendo llover del cielo una cruz de madera que Pelayo cazó al vuelo, siendo después el mástil de la famosa Cruz de los Ángeles, símbolo de Asturias. Pero la pregunta es: ¿por qué los musulmanes tardan tres años en conquistar toda la península y los cristianos ocho siglos en reconquistarla?, sin caer en la necedad izquierdil que nos tacha hoy de agresores y de pobrecitos los moros con su espléndida civilización, porque «la patraña de Pelayu, cagon mi mantu, no puede negar una reconquista cierta que nos libró de ser esclavos de los credos totalitarios que hoy rigen en el orbe musulmán», alegó Otavito.