El río que nos lleva
Mientras el ruido del río no se convierta en nostalgia se podrá escuchar por las orillas del Bernesga el rumor del agua que emite vida. Paseo por como se llame la senda que sin salir de la ciudad por momentos hace olvidarse de ella. El experimento es escuchar un par de tertulias radiofónicas sobre el monotema electoral desde el punto de vista que practican los líderes de opinión de primera hora. El frío es un punto a favor. Por cierto, casi toda la gente que pasea, camina, va o viene, lleva sus auriculares bien puestos. Como su ideología. Estaría bien descubrir que alguno cambia de opinión y deja de pensar lo que pensaba porque se ha convencido de alguna idea válida del contrario. Tal vez sea más fácil ver al río darse la vuelta. Un hombre, con su gorra, sus auriculares y su chándal asiente a algo. O a alguien, que también los hay que mantienen una animada conversación telefónica incluso antes de las 9 de la mañana. No está mal aprovechar el día. Los políticos en ello están y estas jornadas se ha repetido la circunstancia de que han coincidido, o tenido que coincidir, en actos para todos los colores. Lo que viene a ser hablar desde la pluralidad. Algunos ponen cara de aburrimiento y a otros les va más la marcha. Miren las fotos de este periódico. Puede que el río traiga menos agua de la que debería en esta época, pero desde la altura luce un transparente sano, como de montaña. Desde las pasarelas del Bernesga, el espectáculo es el propio Bernesga. Tanto, que se pueden ver las piedras y los peces de ciudad, que hacen señales plateadas luminosas bajo el Sol de la mañana. Hubo un debate en Madrid y una candidata llevaba una camiseta con la cara de un hermano de Isabel Díaz Ayuso. Eso ya es de fan, aunque no pusiera como lema: queremos un hermano tuyo. En el Elecciones 28-M de Diario de León dice Pilar Infiesta que alguien dijo que hay que repensar la ciudad. Dicen cosas, que diría Rajoy. Las encuestas van saliendo a cuentagotas y en casi todas el que gana va a necesitar apoyo. Menos las de Tezanos, en las que siempre gana él. Vino una ministra.