El colegio de La Asunción
Marzo de 1945. Ramón Cañas del Rio y Juan Torbado Franco, firman en León este ‘Colegio para la Enseñanza de Niñas’, promovido por la Comunidad Religiosas de la Asunción, en un gran solar de la actual Avda. de Mariano Andrés, cuyas obras ejecutaron con Mariano González como aparejador. Proyectaron el edificio con muros de carga y encajaron en su eje central una magnífica Capilla abovedada y un prominente Salón de Actos que finalmente no se construyó. A ambos lados, dos cuerpos en forma de L con las dependencias de Colegio y Comunidad conformando patios interiores. Dispusieron un semisótano para calefacción, cocina, lavadero y dormitorios del servicio. La planta baja con dos accesos laterales y en el eje la entrada principal a la Capilla por un pórtico cerrado que también comunica los pabellones laterales; a la derecha salas de visitas y comedores; a la izquierda guardarropas, clases y recreos cubiertos. En la planta primera el resto de clases con sus aseos, enfermería, etc. Y en la segunda los dormitorios de internas y el resto de dependencias de la Comunidad. Todo comunicado por dos escaleras principales y otra de servicio con su montacargas. Concibieron las fachadas simétricas y tripartitas en volúmenes perfectamente ordenados. Zócalo horadado. Planta baja fajeada, Cuerpo noble con dos niveles de ladrillo y clara modulación de huecos recercados. En los cuerpos laterales dobles escaleras suben a pórticos abiertos bajo terrazas abalaustradas y frentes revocados con pilastras toscanas bajo un entablamento, aquí coronado, que recorre todo el edificio. En el eje del mismo, una gran escalinata da acceso al pórtico principal de triple arco bajo un frente tetrástilo con imagen en hornacina y magníficas columnas corintias que apuntalan el mismo entablamento de remate, bajo balaustres, pedestales y obeliscos ante un atractivo «templete cupulado» de posible inspiración escurialense… A mitad de los 40, Cañas y Torbado abandonaban el racionalismo para abrazar, sumisos, el historicismo oficial. Su probado talento, prestigio y rigor técnico, unidos a su sólida formación académica, les permitía manejar con virtuosismo el lenguaje clasicista para dar respuesta a los requerimientos del encargo y hacer visible esa arquitectura de ladrillo y «piedra», propiciada por el Régimen… ¿El estilo como ideología?… ¿o como instrumento al servicio del proyecto?