Respetar al respetable
Coge el dinero y corre. Ajustado por la ecuación de mínimo coste, máximo beneficio posible. Aunque no sea un resultado brillante, la rentabilidad está asegurada. Eso ha venido aplicando la empresa que forma parte del batiburrillo taurino nacional desde que se hizo cargo de la gestión del coso del Parque en 2018. Y ha precipitado un declive en la feria de San Juan de León que en los carteles de este año se convierte directamente en insulto para los aficionados. Ya no sólo son sus toreros y sus toros, que de todo se pilla cacho, sino que se anuncia un saldo impresentable, dicho sea con el debido respeto hacia las figuras actuantes.
En tiempos no tan lejanos se hubiera arañado el compromiso en el apretado calendario taurino de San Juan y San Pedro hasta convencer a Morante de que la siempre amable plaza de León sostendría su paseo triunfante a hombros por el paraíso del toreo. Se hubiese compuesto un paseíllo con maestros que renuevan el escalafón o lo sostienen con su veteranía peleona. Al menos dado una larga cambiada y apostado (a eso no ha sido tan dada la plaza leonesa) por nuevos valores rompedores. Qué tal un tinte de sensibilidad con toreros y ganaderías locales, con los que siempre se estará en deuda. Pero no. Toca morder el polvo. O no, ahí cada aficionado que decida.
Nunca es el fin. Siempre nos quedará el espíritu de Gustavo Postigo. Se le puso en las narices comprar una plaza en ruinas y amenazada por la piqueta del entonces voraz despliegue inmobiliario, la anunció sin reparo como la más bonita del mundo. Este León que no sabe si es taurino o no llevaba años sin toros por san Juan, ignorante de que en la ciudad se fecha el festejo más antiguo de la historia, de que fiestas de toros se fijaron para conmemorar el fin del tributo de las cien doncellas, de que estaba obligado por ley y rey celebrar juegos de toros por la Virgen y Santiago en la Catedral, de que la plaza Mayor se hizo con disposición y legislación para acoger el rito de los toreros,... Puede el León taurino ignorar todo esto, pero no olvidar que Postigo puso a su feria en lo más alto, llenó la ciudad y dejó sus réditos con las mejores figuras del momento, inventó hasta el extremo y, dentro de la filosofía del empresario poeta y pícaro, nunca dio un petardazo a los leoneses. Estará en algún rincón del limbo taurino debatiendo con Belmonte que dicen otra vez que esto se acaba. ¿O no? Sólo depende del público. Es hora de votar, también en junio y por las fiestas.