Quizá aún me llama…
Mi sueño de columnista es que un día me convoque un notario para leerme el testamento de una —para mí— desconocida que diga así: «Estimado señor Aguirre, he leído durante décadas su Al Trasluz y en agradecimiento a la grata compañía que sus artículos me han hecho en mi aburrida existencia le dejo en herencia una mina de diamantes». En las películas ocurre. Ya tarda, pero aún no lo descarto. ¿Será por soñar? A menudo, le digo a mi mujer, pues la esperanza es lo último que se pierde: «A ver si mi agradecida lectora se decide… que como tarde mucho nos va a enterrar a todos». Dicho esto, tampoco le haría ascos a algo menos. Lo importante es que la maravilla inesperada existe, con más quilates o con menos. Una prueba: ayer quedé con un lector que quería obsequiarme un libro de su biblioteca: Estudios sobre el Siglo de Oro. Homenaje al profesor Francisco Yndurain , obra colectiva coordinada por Manuel Alvar, en 1984. En términos filológicos, una mina de sabiduría: Lázaro Carreter, los Blecua, Egido, Rico, Orozco, Senabre… el propio Yndurain. Por supuesto, lo escribió Machado, solo los necios confunden valor y precio. Un gran libro, doblemente grande, pues me lo regala un lector, y con el que en persona solo había estado una vez, dos con la de ayer. Los gustos de sus hijos van por otro lado, y ha tenido la feliz idea de hacerme feliz. Y la semana no ha hecho nada más que comenzar. Mira que si el notario llama…
A falta —aún— de lectora multimillonaria, bienvenido sea un generoso donante de buenos libros. Y además me ha pasado una lista de tesoros dispuesto a obsequiarme: Cinco silvas de Quevedo, La Retórica en la España del Siglo de Oro, Nebrija, Edad Media y Renacimiento…
La amistad también emite destellos. Toño Benavides me ha invitado a que dialoguemos este jueves, a las 19 horas, sobre la novela El Corazón de las Tinieblas , de Conrad, junto a Gerardo Rodera, en ese pequeño Camelot, que es El Cajón del Arte. En León, hay semanas con tanta actividad cultural que deberían durar un mes. El mismo día y a la misma hora, Ortega puede presentarte su último libro y Gasset impartir una conferencia. Ah, León, ciudad de los diamantes. Estamos solo a martes, lo mismo aún me llama el notario.