Editorial | Los leoneses ejercen hoy su voto en la cuna de la democracia
Más de 370.000 leoneses están llamados hoy a las urnas para elegir a sus representantes municipales, los gestores que durante los próximos cuatro años dirigirán el devenir de sus ciudades y pueblos desde la cercanía que caracteriza a los ayuntamientos y las juntas vecinales. Hoy también es el día de calificar, para bien o para mal, a quienes recibieron la confianza de sus conciudadanos en 2019 para cumplir el mandato popular y que se enfrentan a su peculiar ‘juicio final’. Este análisis personal e intransferible de lo que cada ciudadano ha percibido en estos últimos cuatro años debería pesar también en la balanza del voto, tanto como las promesas, compromisos y propuestas que durante esta campaña se han lanzado al aire para atraer a propios y, con suerte, a extraños.
Hoy es el momento, también, de ejercer un derecho cada día más valioso en una sociedad diseñada para que la voluntad ciudadana se transfiera a manos ajenas a través de una papeleta, una voluntad que irá a parar a políticos que hablarán en nuestro nombre, actuarán en nuestro nombre y esgrimirán nuestro nombre en cualquier situación que se genere a lo largo de los próximos cuatro años. Por ello, es el momento de asumir la responsabilidad a través de las urnas, formando parte de las decisiones comunes con las herramientas que nos da la democracia. La participación en los últimos años dibuja una pauta muy similar en cuanto a la abstención. Tres de cada diez leoneses se quedan en casa en los comicios municipales por causas tan dispares como la falta de regeneración de los candidatos o el cansancio ante la sensación de que los problemas del ciudadano preocupan poco a la clase política. Aún así, el llamamiento a la participación es unánime sobre todo porque si hay una votación del cuerpo a cuerpo es esta, las elecciones del ‘alcalde-vecino’ en los 211 ayuntamientos y, por supuesto, en las 1.226 juntas vecinales que se eligen hoy, porque no hay que olvidar que León sigue siendo la cuna de la democracia y que esta tradición se ha forjado en sus pueblos generación tras generación, como una lección indeleble que ha marcado nuestra historia.