Adiós y hola ( y viceversa)
Juan Matas dejará hoy de ser el decano de Filosofía y Letras, de Universidad de León, tras haber cumplido los ocho años que la normativa permite estar en el cargo. Le sustituye, Javier Rodríguez, historiador especializado en la guerra civil española. Pero vayamos por orden: primero el adiós, luego el hola. Muchas de mis actividades culturales más gratas han sido con Matas o ha tenido algo que ver con ellas. Me invitó a presentarle su edición de los Sonetos, de Góngora, y con primeros espadas de la Filología. ¿Cómo olvidarlo? Colaboramos en la organización de recital que Margarita Merino sobre poesía áurea, y me presentó mi libro Entrevista a Cervantes. Y además, aceptó subirse a la tarima para hacer de sí mismo, en mi conferencia teatralizada Vivan las Humanidades, siempre vivas en el Aula Magna de su propio centro. Por si esto fuera poco, antes hicimos juntos un largo viaje en tren hasta Huelva, él a hablar de Góngora y uno acerca del humor cervantino. No creo haber pasado tanto tiempo sentado junto a alguien, si descontamos a mi mujer y a Carlitos Cascales con el que compartí pupitre toda Primaria. Qué bien nos lo pasamos con Gómez Canseco y sus colegas de departamento. En efecto, ¿cómo olvidarlo?
Por tanto, si bien no tengo un máster en Matas, sí atesoro suficientes trienios de trato cordial que me avalan para escribirles aquí que, además de sus méritos académicos, es excelente persona. Este juglar de columnas ha roto ya muchos laúdes y sé diferenciar una buena canción cuando la escucho. Juan lleva dentro el cancionero de su gran humanidad. Gracias por todo.
En tiempos inquietantes, necesitamos sentir que quienes saben más están en el bando correcto: el de la buena gente. Esperemos que ni se le ocurra prejubilarse en los próximos 30 o 40 años. ¿A él qué más le da? Podrá trabajar online desde Córdoba.
Asimismo, conozco desde hace años a Javier Rodríguez, también él reúne solidez académica más virtud. Mi actividad informativa para este periódico empezó en la Facultad de Filosofía y Letras, donde durante un tiempo estuvo el rectorado. Aún no soy perro viejo, pero sí viejo perro. Las Humanidades nos enseñan que no son exactamente lo mismo. Adiós y hola, hola y adiós.