Diario de León

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Una cosa son los conejos de la Loles, de Huerga de Garaballes ella, y otra bien distinta malear la intención con el conejo de la Loles, que era chiquitito y juguetón como sostiene la cantinela de su novio el hortelano. Vayamos aquí con los primeros, los cuniles de conejera, ganado menudo de corral que antes había en cada casa labradora no lejos de las gallinas. Eran los de la Loles conejos domésticos, pardos por lo general y alguno blanco y grandón a lo holandés. Nunco hubo otras razas en estas lontananzas rurales; y menos aún todas esas exóticas o peludas que se venden hoy en las tiendas de mascotas. Y nada de piensos; a los suyos los criaba la Loles con la multitud de plantas y hierbas silvestres que había que ir atropando por cunetas y baldíos: achicorias, mielgas, llantén, verdolagas, cerrajas, pamplinas, consueldas, pie de liebre, arvejas, chirivías, nomeolvides, cuajaleches, viboreras, ojos de buey, celidonias... y hasta cincuenta más. Claro, que también había hierbas peligrosas que nunca debían darse a las conejas si estaban preñadas o lactando, cosa que sabía el advertido o lo averiguaba vía escarmiento el primerizo en esta cría que se fuga hoy al pienso compuesto perdiendo así la antigua calidad de la carne que afina el comer plantas. ¿Y podría instaurarse el  conejo de corral  igual que se dice del pollo?...

Peláez, nacido en casa con conejera y nieto de abuela lagartijilla curtida en hambres, vino con esto al ver la campaña publicitaria del ministerio pertinente incitando últimamente a consumir carne de conejo. Y recordó a Zapatero, que se empeñó también en lo mismo como alternativa en las cenas navideñas de 2009, 2º Año Triunfal de la Crisis. Y porque también es noticia otro conejo que es cruce de doméstico, silvestre y liebre, pequeñajo y resistente a la mixomatosis, proliferando en campos extremeños y manchegos sin saberse bien de dónde salió y su por qué. Buena noticia para los linces que siguen expandiéndose en su viejo sur peninsular... y muy mala para todos si el típico atrevido o gañán decide soltarlo por aquí y acaba en plaga o royendo vides.

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