No llega a final de mes
Xavier Trías, al que se le conoce sobre todo por llevar más de cuatro décadas mamando del garbanzo público, se presentaba a la alcaldía de Barcelona por Junts, se supone que para seguir manteniendo su nada despreciable poder adquisitivo y un tren de vida a velocidad de crucero. No sé cuando escribo en qué acabará su aventura electoral. Pero, en su época de alcalde, su retribución era superior a los 140 000 € anuales, cuando quince de los cuarenta y un concejales sobrepasaban los 100 000. Ahora, como jefe de la oposición, cuyos frutos y dedicación habrían de analizarse y controlarse, el señor Trías sigue gozando de un sueldo bruto anual de 92 600 euracos. Si alguien pretendiese hacer un recorrido por las cuatro décadas de cargos del ilustre personaje seguramente llegaría a conclusiones evidentes.
El asunto, visto como enunciado, hasta es posible que, por generalizado, sea anecdótico o pase inadvertido, como tantos pretenden. Lo que difícilmente puede asumirse, por tratarse de una infamia social, es lo que afirmó en precampaña, al referirse a que no puede llegar a final de mes “un señor [una familia] que esté cobrando 3000 euros”. Es más, añadió, incluso con este sueldo la ciudadanía puede sufrir penurias económicas.
Vamos a ver, señor Trías. Con ese largometraje de cargos públicos bien pagados (¿se supone que, como deducción, las pasará algo putas usted?), ¿aún no conoce la realidad de este país? ¿En qué mundo vive? ¿Por qué se empeña en predicar una realidad paralela, la de vivir en los mundos de Yupi? ¿Nunca conoció, aunque fuera por pura curiosidad, las nóminas de sus subordinados de a pie? ¿En qué medida ha contribuido, aunque solo fuera un gesto de buenas intenciones, para alcanzar al menos la cantidad a que se refiere? ¿Permite vivir en la penuria a tantos ciudadanos mientras usted se arrima a la generosidad de la pela pública? ¿Se puede ser alcalde de una gran ciudad desconociendo el salario mínimo, que cobran unos tres millones de españoles?
Las preguntas no acabarían nunca. Pero mire, señor Trías, este es uno de los grandes problemas de este país. Viven ustedes en otro mundo, cabalgando en cómodo burrito. Hacen falta muchos ajustes salariales en su clase. Sobran cientos de miles de políticos, a lo que se ve, usted entre ellos. Y miles de asesores, vividores, ganapanes, depredadores, jefes de chiringuitos y otras especies de semejante catadura. Otro gallo nos cantara. Y no venga con milongas.