Diario de León

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Mecachis, pardiez, voto a Brios,,, este año tampoco pude asistir a las justas de Hospital de Órbigo. «¿Rocinante cayó en la ITV?», me preguntará mi lectora sarcástica. No fue él quien falló, sino los hados. «¿Quizá no entra usted ya en la armadura?», apostillará el marido de esa lectora. No. Empujando, entraba. «¿Más cabeza que casco?», volverá a la carga el hijo de ambos. Costó, pero tampoco. Simplemente, no pudo ser. La conmemoración del Paso Honroso enseguida saltó de ser actividad caballeresca a jolgorio popular, como ha estudiado Aurora Egido. El intercambio ficticio de mandobles y de suspiros medievales por señores y señoras disfrazados de Mendo, Magdalena, Azofaifa o del castillo que edificó Chindasvinto aún forma parte de la sana liberación de sornas. Las justas eran el fútbol de antes. ¿Y qué es Eurovisión más que un torneo? Esta vez lo tenía todo preparado, pero se torció. «Ay, mi Leonor. Ay, Leonor mía«, sigue suspirando siglo a siglo don Suero. El amor atraviesa cualquier armadura, medieval o renacentista, incluso de toledano acero made in Taiwan. Hasta el duro don Fernando hubo de admitir: «Venciste, hermosa Dorotea, venciste». Este juglar de columnas tiene desde hace décadas lo que su corazón buscaba, pero si usted necesita ayuda para romper una lanza por el flechazo voy a por la mía al astillero. No haber asistido no conlleva que mi corazón no estuviese.

Hablando del Medievo. José Manuel Lucía, especialista en libros de caballería, nos informa socarrón que si alguien quiere regalarle algo por su cumpleaños el próximo día 15 sale a subasta una edición del Amadís de Gaula, impresa en Venecia en 1533. Tal caballero medieval era el personaje de ficción —para él histórico— que más admiraba don Quijote. Su precio de salida es 20.000 euros. Calderilla. A mí se me ha pasado el arroz para hacer un simpa, pero la pícara Justina sigue en forma. Ahí lo dejo. Y si sale mal, nos vemos en Sierra Morena,

No fallaron Rocinante, ni la armadura o el casco. La culpa fue del mago Frestón, que diría cierto amigo mío manchego. Otro año será. Pero mientras, de nuevo, hoy como ayer… si alguien necesita romper una lanza o trescientas por el amor, el humor y la amistad ya sabe mi paradero.

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