Diario de León

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La gente vota UPL por dos razones: sobrevivir, a pesar de la autonomía, y porque no quiere que le llamen castellana. Y punto. Los murcianos, por ejemplo, están libres de ese trance derivado de la metralla podrida del régimen de las taifas del 78, y andar por las urnas en manos de partidos residuales frente a la mano que mece la cuna y alimenta la marabunta que señala en los epígrafes del veinticuatro horas a los nacidos en Yecla como alicantinos. A UPL le imputarán el delito de predicar y extender el leonesismo, señoría, dirá el fiscal elegido para la causa del poder contra esta brecha que fue una carrera en la media en sus albores, una madreña sin alpargata en los noventa, un zapatazo en el dos mil y, ahora, clases de baile de claqué en la planta primera, en horario de tarde. No tiene la mochila que pesa en la chepa de los biznietos de la camarilla de tipógrafos, y dos joyeros, que fundó la psoe en un bareto de Madrid, cuando los tipógrafos iban a cambiar el mundo a base de multiplicar caracteres, igual que se multiplican mentiras hasta que parezcan verdad, con los que negocia la letra pequeña de la cesión; ni el remordimiento de conciencia de quien dice que el mapa no se mueve, y llama al timbre del acuerdo un mes después de rechazar que la consejería de Hacienda se instale en Puente Castro. A UPL le basta para ser eterna con mantenerse leal a los principios fundacionales, el de la autonomía para León y que los niños leoneses no nacen castellanos. El resto, viene por añadidura, que no están por la labor de generar industria ni empleo para sacar de la miseria a su base de votantes. Parece fácil; pero luego, va Alicia Gallego y pone voz de Silvia Clemente mientras lee letanías de Ibáñez y Tudanca sobre la A-60, y la A-11, y parece que Unión del Pueblo Leonés va a un simposio socialdemócrata en Benidorm en vez de a elecciones, a administrar la mayor cota de poder que le han confiado los votos de la gente que no quiere que le llamen castellana. Qué rédito le dará hurgar con la carraca de la tuberculosis que incrimina y condena a la ganadería de León, como unos más del sindicato vertical, dedicados a velar por el sueño de Macrom, que es el de la UE. Y la UE banca a la Junta. Y el votante duda, por si la papeleta del 28 era una del Palul.

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