Diario de León

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Fariñas no le gustaban los coches. El fotógrafo ambulante de Ponferrada recorría los pueblos en bicicleta, y después en moto, con su famoso burrito de fieltro atado al asiento para tomar fotografías de los niños subidos a caballito.

Fariñas , poca gente sabía que en realidad se llamaba Isidro Corral, había descubierto el burro de juguete en un escaparate y el muñeco de fieltro le cambió la vida. A partir de entonces le fue mucho más fácil tomar fotos de niños, de niñas, y vendérselas a sus padres.

Fariñas había aprendido el oficio con un viejo fotógrafo con estudio en la calle del Rañadero y él mismo había elegido su apodo cuando jugaba de niño en las ruinas del Castillo a emular a los personajes de El Conde de Montecristo. Era hijo de ‘moza soltera’, como se decía entonces, y su madre Almudena Corral —lavandera, planchadora, acarreadora de agua en los pozos enamorada de un señorito que la dejó plantada para marcharse a Perú— le había enseñado a leer y a escribir junto a su hermano. Aunque ella no supiera hacer ninguna de las dos cosas.

Y ahí tienen al bueno de Fariñas , guapo y con labia, casado con la doncella más elegante de Ponferrada. Ahí tienen a Fariñas, ganándose la vida con su burrito de fieltro mientras hace tándem en las verbenas y en las fiestas con su amigo Pepe el Barquillero . Lástima que el Ayuntamiento se haya olvidado de él y del juguete que encandilaba a los niños. Qué buena pareja harían con la estatua del Barquillero a la sombra de la Torre del Reloj.

Y un monumento se merece también otro ‘hijo de moza soltera’ como Teófilo Morán Incógnito (el segundo apellido se lo pusieron porque no tenía padre conocido), que a sus 94 años sana castaños centenarios en los sotos que ha heredado de un medio hermano en El Carril. Teólfilo, que fue pastor, mecánico de la MSP y minero, y aprendió a leer y escribir en la mili, es un poeta popular. «Qué buena sería la vida de pastor, si en invierno hiciera sol», me recita entre los árboles centenarios.

Y quizá sean los castaños espléndidos de Teófilo y las fotos con el burrito de fieltro de Fariñas que ahora comparten tantos bercianos en Facebook los mejores monumentos que recuerden a dos niños sin padre, a las dos madres que los sacaron adelante.

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