Hace mucho el dinero
El día en el que la diseñadora leonesa con síndrome de Down, Lady Isabel, recibió de manos de la reina Letizia la medalla de oro de Cruz Roja, en mayo de 2017, una de las personas también premiada en otra categoría le preguntó si estaba contenta porque «una persona muy importante» le iba a entregar el premio. La respuesta sorprendió a todos los que estaban allí presentes: «La reina es una persona como yo, igual de importante que yo, lo que nos diferencia es el trabajo que hacemos cada una», contestó Isabel. No encuentro una respuesta mejor para analizar uno de los acontecimientos más trágicos en el mar.
Los datos de la Comisión Europea evidencian que en el último año ha aumentado en un 600% el envío de pesqueros desde Libia con más capacidad a bordo para el que están diseñados. Las personas que recurren a mafias para huir de las guerras y la violencia pagan cantidades desorbitadas por montarse en embarcaciones de poca calidad o adquieren una deuda económica y de vida, si superan una travesía peligrosa. La Comisión Europea culpa a las mafias del último naufragio de la vergüenza de Europa en el Jónico. Cientos de inmigrantes han muerto cerca de Grecia tras naufragar el Adriana, con más de 700 personas, pero Europa evita cuestionar ni cuestionarse ni sus políticas migratorias ni la actuación de la guardia costera. Apenas un centenar han salvado la vida. Nadie asume la responsabilidad. Nadie puede poner una cifra al número de cuerpos que yacen en la gran fosa marina en la que se ha convertido el Mediterráneo.
La mayoría de las personas desaparecidas en el Adriana iban en la bodega, justo los que menos podían pagar por el pasaje. Resulta llamativa la coincidencia con la mayoría de las víctimas del hundimiento de otro barco, pero de gran lujo, el Titanic, que esta semana vuelve a la actualidad por la trágica muerte de cinco turistas que han pagado cantidades ingentes por viajar al fondo del mar en el Titan para ver los restos del lujoso transatlántico británico.
Los pasajeros de tercera clase del Titanic eran familias pobres, chinos, italianos, sirios o armenios, entre otras nacionalidades. Inmigrantes que buscaban un mundo mejor a los que no se les permitía acceder a las dependencias de las clases más pudientes. Para ninguno de ellos hubo plaza en las barcas salvavidas, sus posibilidades de supervivencia fueron nulas. Los de primera clase ocuparon con holgura las pocas plazas disponibles en los salvavidas, eran «personas importantes» con trato preferente en las catástrofes. Lo mismo ocurrió con los bancos. La decisión de rescatar a la banca tras la crisis económica de 2008 fue para salvar a «las compañías más importantes del país», que son el motor del capitalismo. Si tienes dinero eres importante y los esfuerzos serán pocos para sacarte a flote, si no es así, todo está organizado para que te hundas más.