Diario de León
Plaza de Santo Domingo, número 9. OVIDIO PRIETO, 2023

Plaza de Santo Domingo, número 9. OVIDIO PRIETO, 2023

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Gustavo Fernández Balbuena, madrileño, con raíces leonesas en Ardoncino, obtuvo el título de arquitecto en 1913. Especialmente dotado y gran urbanista, anhelaba una arquitectura racional, de formas sencillas y puras, que renunciara a los historicismos, propósito que él mismo trasgredía en sus obras, revelando un temperamento inquieto y a veces atormentado. En 1920 ganó el concurso para construir la nueva sede del Casino Leonés —entonces presidido por Emilio Hurtado—, en un privilegiado solar de la Plaza de Santo Domingo. En 1970, Francisco Hurtado de Saracho, reformó el edificio para el Banco de Bilbao… Fernández Balbuena había proyectado un sótano para instalaciones, pequeño bar, peluquería, cocina y aseos.

La planta baja con El Café y una bella escalera en el eje entre los accesos, principal y de servicio. En la primera, magnífico Salón de Fiestas para señalados acontecimientos sociales con otros dos salones abiertos a la doble altura de ese gran espacio distinguido por esplendidas vistas a la Plaza. En la tercera planta el salón de juegos. Y bajo cubierta un ático empizarrado entre torreones. Dispuso los alzados de ladrillo recocido palentino. Hacia Santo Domingo, el cuerpo central con vanos arqueados abajo, tres grandes ventanales centrados sobre una atractiva balconada y pequeños huecos seriados arriba; a los lados, bloques aterrazados cuyas fachadas laterales acometen a dos admirables torres: la de San Marcelo con la portada principal… Chueca Goitia advirtió en el Casino Leonés el influjo de la escuela vienesa y lo consideró «una de las obras maestras de nuestro arquitecto: volúmenes muy bien concertados; variedad de ejes jugando con la simetría y la asimetría; clara modulación de huecos en formas cintradas y adinteladas; plasticidad en los relieves; cierto capricho; sugerentes toques hispánicos con las veneras en forma de tachones y, sobre todo, un manejo sorprendente del ladrillo del que se obtienen, con molduras aplantilladas, verdaderos efectos cromáticos»… Gustavo Fernández Balbuena se suicidó, una madrugada de noviembre de 1931, arrojándose al mar desde el vapor Jaime I que navegaba frente a las costas de Andrach… Tenía cuarenta y cuatro años… Fue un mito de la arquitectura española.

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