La vía de Europa
Para el nuevo bienvenido Mister Marshall no vamos a tener ni que ensayar. El coro, con letra pareada de loas a los benefactores, que en este plan censan su gracia en Bruselas, no se va a estrenar. No hará falta, como no lo ha hecho en los más de 15 años que se acumulan en el historial de búsqueda de subvenciones del programa Conectar Europa: el mecanismo de financiación creado para promover los grandes corredores logísticos con la guía del esbozo de las antiguas calzadas sobre las que Roma levantó un imperio. Aunque ni siquiera esta referencia nos ayuda. León vuelve a quedarse fuera, sin un euro de los más de 6.200 millones que se repartirán en la convocatoria ya resuelta, que prima el desarrollo del Corredor Atlántico y la Y vasca. Ni un solo fondo. Nada con lo que dar sustento al pasillo ferroviario que el Gobierno y la Junta juegan a pintar desde hace dos décadas en el mapa para que miremos al dedo, mientras el desarrollo de las infraestructuras de transporte de mercancías de las que depende la última esperanza de progreso de esta tierra crece a su espalda, al rebufo de la riqueza, las decisiones políticas y los intereses estratégicos de los grupos de poder. No es de hoy. Seamos serios.
La cursilada de la España de las dos velocidades con la que se llenan la boca los cínicos remite a otras realidades más cercanas. El agravio, que ahora decora los discursos de los desahogados del PP y sonroja a los hipócritas del PSOE, encuentra su origen en la tergiversación del plano, cuando se movió el centro de gravedad del eje logístico para que pasara por Valladolid en su salida desde Oporto. La capilaridad, ese eufemismo cocinado por Suárez-Quiñones y cia para esconder que León no figura en los nodos principales del Corredor Atlántico, tomó pie en aquellos años en los que siempre se llegaba tarde para meter el proyecto de la plataforma logística de Torneros en la convocatoria de subvenciones Conectar Europa. Unas veces faltaba una declaración de impacto ambiental, otras un estudio de viabilidad. A la vez, se avanzaba con el diseño de la copia de la idea en Medina del Campo, donde habrá que ir a ver lo que pudo ser aquel sueño leonés de centralizar el transporte de mercancías en el cuadrante noroeste. Todos esos años que se perdieron de manera intencionada, con los empresarios y la Cámara de Comercio serviciales para sostener la coartada, no tienen vuelta. Ahora, queremos que nos dé la UE lo que nos negó la Junta mientras el Gobierno miraba.