Nietos de reyes
Como ya quedó atrás el día regio del autobombo y no se ofenderá mucho el aula poblada de los que se ufanan de haber sido los inventores de la democracia parlamentaria pregonando ¡viva la madre que nos parió! (y que no deja de mecer la Cuna), decidió nuestro corrillo, no sin temer alguno ser crucificado, meterse en el jardín del Orgullo (leonés) que tiene su cantarina fuentecilla en medio de un laberinto de boj algo descuidado al que da entrada un ciprés como el de Silos y salida una morera centenaria. Las primeras Cortes europeas se celebraron aquí, dígase bien alto, porque aquí éramos más adelantados, más intuitivos y más profetas, ¡alza el rabo, León! ¿Y quién no está dispuesto a creerlo a pies juntillas si, además de vallas y carteles, lo viene diciendo gente eminente de letras y archivos y literaturas y exaltaciones y hasta políticos que ni siquiera leyeron más allá del titular?, preguntó Peláez. Y Otavito, a lo suyo: ¿Y qué curiosa democracia pudo inventarse allí si el estamento civil lo representaba sólo la nobleza dineraria de cada ciudad invitada (sólo unas pocas, lagarto)?, una democracia que duró tres días y medio y que gracias a la cual -y a sus tres poderes- el feudalismo se perpetuó en España hasta el siglo XVIII con señoríos y absolutismos regios de inamovibles fueros y privilegios que aún colearon y jodieron lo suyo hasta en pleno siglo XX... ¿qué pueblo burgués, urbano o campesino pudo estar representado allí?... y Sócrates, por sus cerros: ¿por qué corren tanto a sombrearse bajo orgullos historicistas?, ¿nos hacen así nietos de reyes?, ¿es por darle base «real» a lo identitario?, ¿y la identidad nos la da un pasado a veces poco probable y manipulable o nos la da identificarnos con los demás para acordar presente y futuros?, ¿cuál de las dos identidades une más a un pueblo?... por lo demás, veo lamentarse aquí de la escasa renta y gloria que se saca de la marca Cuna del Parlamentarismo... reconózcase que alardear de ser el mejor o el primero mosquea y no es el modo ideal de hacer amigos... o admiradores... o curiosos... o inversores... o...