Diario de León

Creado:

Actualizado:

De nuevo, los puntos suspensivos van a permitirme salvar el decoro, sin ellos ¿cómo les cuento lo quiero contarles? Uno es solo un juglar de columnas y ciertas palabras que riman con madroño o con sabañones me resulta incómodo escribirlas, me parecería estar escuchando a mi madre exclamar: «¡niño, esa boca!». O sea, ese teclado. Pero vamos allá. Mi hermana Almudena vive desde hace décadas en Estados Unidos y cada verano pasa unos días en León, junto con su familia americana. Entró sola en un pequeño comercio de alimentación, minutos antes de la hora de cerrar. Locuaz, preguntó a la única dependienta acerca de las características de los pimentones que tenían. Los Aguirre no somos pelmas al comprar, pero sí detallistas. Enseguida, la joven treintañera cortó por lo sano el interrogatorio gastronómico: « ¿Sabes qué te digo, tía, que te lleves el que te salga del co…». Como ya avisé, los puntos suspensivos del decoro son míos. Según me explicó mi hermana, tampoco es que percibiese intención faltosa manifiesta, sino voluntad de zanjar con rapidez la venta. Ah, la juventud y sus prisas. Si eso le espeta a una clienta desconocida, ¿qué les cascará a las de siempre? Mi hermana se decantó por el pimentón dulce e hizo mutis por el foro, no traumatizada —vive en Texas— pero sí algo perpleja. Al contármelo, cuánto nos reímos imaginando las respectivas reacciones de Belén Esteban o de Tamara Falcó. Una vez pasado por el filtro de nuestra alegría cómplice, la supina vulgaridad quedó convertida en supino prodigio. Quizá, el pimentón pueda pronto fabricarse con megabytes… pero una dependienta tan genuina no se puede crear con inteligencia artificial. La gracia es milagro.

Los hermanos suelen entenderse a través de un humor con claves propias. Le dije que iba a escribir sobre ello y su preocupación fue que no citase el nombre de la tienda, para no crearle problemas a la dependienta. Humor rima con amor, en esto también pinchará en hueso la inteligencia artificial.

El domingo nos despedimos. Por curiosidad, iré hoy a esa tienda 10 minutos antes de cerrar y me pondré hamletiano con el pimentón, a ver si la moza me suelta que lleve «el que me salga de los… «. Los puntos suspensivos volverían a ser míos.

tracking