Otra del oeste con la Ruta de la Plata
La memoria se ejercita con chispazos. Con dos cables pelados saltan los plomos, y el apagón tiene el efecto de la ducha fría. Los doctores aconsejan pasar una vez al día bajo la cebolleta con agua helada, porque es un chute de espabilina, el golpe en la colleja al ataque de sofoco que te deja expuesto para el timo de la estampita. Ayer sacaron a pasear a Jesús Caldera por la sombra de la marquesina de la vieja estación de León, oh, chispazo, que iban a quemar en la hoguera del te dejo la finca como un solar, y lo vas a pagar tú, que define la gestión política en León desde hace cuarenta años. Caldera le llevó el bolso a Zapatero varias veces, igual que las ministras fieles colocaron el suyo en el asiento azul del presidente el día que Rajoy renunció a los principios elementales que expuso la gente para confiarle el voto y, con ello, metió al PP en un callejón en el que hizo fosfatina a la mayor concentración de apoyo electoral de la libertad en España. A ver si logra salir de ese error el día el 23; julio, digo. Mi primera vez con Caldera fue en una comisión de servicio en Suero de Quiñones, en una oficina que era sede del PSOE, que lindaba puerta con puerta con una empresa de Valladolid que pasa por ser la mayor teta de ordeño de sangre e impuestos de los leoneses desde que tiene memoria la última generación bautizada. En la vida no hay coincidencias; por si creen que la vecindad de escalera era cosa del destino. Caldera, charlatán con tiempo libre, resumió a golpe de discurso ensayado sobre la base del sermón de la montaña, frases como cuaresmas y esa plática venezolana de interpretar la vida en esdrújulas para no decir nada, las claves para rescatar a León de la mierda. La prédica tomó el nombre de Plan Oeste, y orbitó las neveras de los medios de comunicación amaestrados, como el comodín al que volver cuando la realidad de la gente superaba a la ficción de los que viven de ella. Aquella vez con Caldera fue también la primera en la que el arriba firmante apreció el abuso de la expresión «esta tierra» para evitar el nombre de León. Ya está en redes sociales otra vuelta de la burra al trigo con pelis del oeste, con un cuento sobre la Ruta de la Plata, que cerró el PSOE en 1985. Ojo al tito.