¿Queréis osos?
Hace tan sólo unos años no había osos en los Pirineos. Se reintrodujeron en 1997 por la cara francesa con criterios biológicos y dineros comunitarios. La cara española no tardó en sumarse a recuperar una especie que, como el lobo (también reintroducido), se había extinguido en toda esta cordillera de Navarra a Cataluña. Detrás de la idea vino su compleja gestión con Europa, tres estados (Andorra también) y además, tres autonomías, todos en el plan con sus expertos, oficinas, burocracias y estaribeles. Trajeron ejemplares de Eslovenia por ser genéticamente los más parecidos al oso pirenaico y cantábrico y hoy se censan más de 80 ejemplares que van y vienen de España a Francia. Sin embargo, en la cordillera Cantábrica son hoy 370 (60, hace treinta años), asturianos y leoneses los más, unos cuantos cántabros y gallegos unos pocos. Desde entonces la paz pastoril que reinaba en los pastos de altura -donde la mano del hombre (o sea, el arcabuz) había logrado su extinción- se quebró y hoy se reiteran las broncas en pueblos montañeses franceses y ahora catalanes y aragoneses porque ya no pueden dejar solos a sus ganados y crece la muerte de ovejas o terneros mal indemnizados, así como los costes de prevención y vigilancia (cercados, perros, guardas o pastores eléctricos). Que aparezcan osos muertos es noticia reiterada.
En nuestra cordillera serán en breve más de 400 y se multiplicará su presencia en poblaciones donde buscarán obtener la comida que el monte niega para tanto censo. La conflictividad está anunciada, especialmente si los daños que causa esta difícil convivencia no se reparan satisfactoriamente, lo que agrava aún más la coexistencia y tolerancia de los lugareños que sufren sus ataques. ¿Queréis osos?, dicen, ¡pues pagadlo! El oso, sin embargo, es ya un patrimonio natural incontestable e irrenunciable, pero de la misma forma que el PP está prometiendo en esta campaña electoral autorizar la caza del lobo al norte del río Duero, no descartemos que en un futuro cercano autoricen la caza del oso, selectiva o no.