Yolanda vende humo
Decía Enrique Tierno Galván, aquel sabio y cínico fundador del PSP que acabó integrándose en el PSOE y acabó hollando la silla curul del Ayuntamiento de Madrid, que todo el mundo sabía que las promesas que se hacen en campaña electoral son para no cumplirlas.
Pues bien, a Tierno le ha salido una discípula aventajada. La vicepresidenta Yolanda Díaz, cabeza de lista de ese polinomio llamado Sumar que no se sabe muy bien sí es partido o es movimiento puesto que agavilla diez y seis organizaciones políticas entre las que descuella el Partido Comunista. El único con estructuras e implantación en todo el país. La candidata Díaz, que concede más entrevistas que respuestas a las preguntas que le son formuladas ha puesto en circulación una idea que basta con su enunciado para colocarla en la carpeta de lo apuntado por Tierno Galván. Pretende recrear la figura de la llamada «herencia universal». Bajo sintagma tan rimbombante se cobija un gancho electoral: dar 20.000 euros a los jóvenes que cumplen 18 años para que los inviertan en proyectos o ideas susceptibles de irles abriendo el camino de la emancipación y de la vida de adulto. Sobre el papel, la música suena bien, pero la realidad chafa la guitarra. Dado que la cifra de muchachos que cumplen o cumplirán este año los 18 ronda el medio millón, el importe de semejante dádiva se elevaría a los 10.000 millones de euros. Una barbaridad. Cerca de lo que cuesta pagar un mes a todos los pensionistas.
Y ahí es donde le han salido a Yolanda las primeras críticas. La más contundente la de su compañera en el Ejecutivo, la vicepresidenta primera del Gobierno. Nadia Calviño, con buen criterio, ha recordado que cuando alguien anuncia un gasto tiene que decir de dónde va a sacar el dinero. Y, como diría, el clásico: no hay más preguntas, señoría. Porque cuando Yolanda Díaz ha planteado como recurso la imposición de un nuevo impuesto a los ricos, desde la esfera de quienes conocen bien el funcionamiento de estas cosas le han recordado que los ricos ya pagan impuestos. Y son progresivos, quien más ingresa, más paga, como bien sabe y controla la ministra de Hacienda, la señora María Jesús Montero.
Total que la propuesta de Yolanda Díaz se quedará en humo y pasará a engrosar la nutrida panoplia de promesas electorales que se formulan a sabiendas de que no se van a cumplir. Pero, eso sí, mientras tanto dan juego en las tertulias. Sobre todo en aquellas en las que Sumar tiene vara alta.