Diario de León
Paseo de la Facultad, número 41. OVIDIO PRIETO, 2021

Paseo de la Facultad, número 41. OVIDIO PRIETO, 2021

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León, mayo de 1959. Juan Torbado Franco proyectó este edificio, promovido por María Sánchez Miñambres, en un solar triangular entre el Paseo de la Facultad y las calles Juan Ferreras y Cipriano de la Huerga, cuyas obras dirigió con Antonio Miguélez García como aparejador. Dispuso una estructura de hormigón sobre un sótano parcial para carboneras, la planta baja para locales comerciales y el portal con escalera y ascensor para subir a cinco niveles, que en el transcurso de las obras se convirtieron en siete —más un ático retranqueado para trasteros—, con otras tantas viviendas totalmente exteriores distribuidas por un corto pasillo: las estancias vivideras al Paseo y los servicios en la esquina posterior junto al núcleo de comunicaciones. Concibió el edificio con revestimiento pétreo en planta baja y los pisos enteramente forrados por plaqueta cerámica rosa en aparejo gótico, cuyas tres fachadas presentan cuerpos cerrados y en voladizo.

El occidental, simétrico y elemental, abre ventanas apaisadas recercadas con piedra artificial orientadas a lejanos paisajes. A ambos lados, terrazas contiguas protegidas por barandillas metálicas «de redondos y pletinas rematadas con pasamanos de tubo» diseñadas para albergar jardineras, que alcanzan los cuerpos volados traseros tras doblar en curva las agudas esquinas del edificio, proclamando así un renovado expresionismo y cierta condición aerodinámica… A finales de los 50, un experimentado y fecundo Juan Torbado, seguía concibiendo sus fachadas de ladrillo y piedra y utilizando los mismos ejes al ordenar las simetrías, pero ahora dejando a un lado las tendencias historicistas para ensayar nuevos modelos, otro repertorio formal, otro estilo, capaz de representar esa anhelada segunda transición a la arquitectura moderna —«moderna, pero no demasiado»—, sin duda demandada por aquella burguesía leonesa camino del Desarrollismo… Tampoco podía equivocarse… Iba de la mano del gran Gutiérrez Soto.

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