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El terrorismo etarra ha sido la peor lacra que ha sufrido la Democracia española. Incluso ha sido la más cara. Nunca se ha calculado cuánto costó tanto daño y tantos medios empleados para dar seguridad a las personas. En esta doble campaña electoral ha vuelto a resonar con fuerza la palabra ETA. En muchas ocasiones de manera infame, para intentar sacar rédito político. Pero curiosamente también existen vacíos y silencios difícilmente comprensibles. A León le tocó una dura cuota en forma de atentados terroristas. Y aquí parece que se olvidan momentos tan especiales como es el aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Aquel que sacó a la calle a decenas de miles de leoneses, para pedir primero su liberación y para condenar después el crimen. Ayer, mientras en otras ciudades se le recordaba aquí se ignoró el asunto.