Diario de León

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H oy las ciencias adelantan que es una barbaridad... es una brutalidad... es una bestialidad ... se decían en 1894 zarzueleando su charla don Sebastián y don Hilarión en « La verbena de la Paloma ». Y hoy se hace más actual y asombrada la expresión viendo que las ciencias no adelantan, atropellan, velocidad endemoniada llevan. Ejemplo: gracias a la inteligencia artificial ya no será necesario para encontrar trabajo o viajar el hablar los idiomas que hoy pitan en el imperio del dinero y de la vida mayor (inglés, chino, indio, japonés, árabe...); un aparatito colgado del pecho traducirá al instante lo que digamos (y no tardando, lo que pensemos) sin saltarse ni una coma. No serán pocos, pues, los problemas que así nos ahorraremos... y se acabará lo de « Moro viejo no aprende lenguas ». La comunicabilidad es la base de toda política, negocio, entente o ciencia. La lástima es que  Feijóo  no pillará este invento y se le puede quedar la cara pazguata de Rajoy en cumbres y negociaciones internacionales como vaca que mira al tren (y va y le pilla), pues alegó este Alberto de la línea de sucesión gallega en lo nacional tras  FrancoFraga Rajoy  que justo iba a empezar a estudiar inglés cuando le pilló el sorpresivo adelanto electoral, pero que se pondría a ello (¿cuándo, si ya no tendrá tiempo ni de mear poniendo gesto de cistitis cada vez que se enfrente al tamaño y fragor del Estado bruto?). Pero en un futuro próximo ya no importarán las lenguas (no digo ya el lleunés) y se derrumbará la eterna Babel de la confusión en la que andamos a voces desde los albores de la humanidad.

Seguramente hay razón en demonizar esa Inteligencia que podrá secuestrar nuestra voluntad o libertad, pero ya los médicos alaban su impagable ayuda y precisión. Y si la pusieran al frente de un municipio, ministerio o ente, ¿no lo haría mejor que los muchos tuercebotas y zorras de gallinero que caben en lo público? Búsquese  lo bueno de lo malo . Ha de tenerlo. Porque nos hace falta una voz arbitral y limpia que atenúe la incapacidad, la tontería y el ladroneo que infectan la política.

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