Malahostia
El puerto de Pinos desde el que Babia ve Asturias tuvo desde hace siglos vaqueros de alzada y cuatreros de vez en cuando. Y tiene bronca sobre lindes, aprovechamientos y okupaciones desde que en 1926 el ayuntamiento de Mieres compró allí casi mil hectáreas edificando incluso un casón para confirmar su fuero como hace Israel en lo palestino y hasta levantando hace unos años una ermita horterísima y picuda (ya que no una sinagoga de rabadanes) para poner a la Virgen de su lado montándole romerías. En el puerto de Pinos se ve desde hace décadas mucho hostigamiento vecinal y ahora está pidiendo a gritos un sheriff o un juez de la horca por parecer aquello ya una peli del Oeste desde que hace unos días se vio un toro «leonés» tambaleante que acabó muerto después de que algún torpe malahostia intentara apiolarlo apuntillándolo por dos veces y dejándolo sólo malherido. Los babianos de los cuatro pueblos con derecho a estos pastos en su histórico puerto (San Emiliano, Villargusán, Candemuela y Pinos) acusan a los asturianos de estar detrás de la canallada delinquiendo contra la propiedad y riéndose de la ley dictada por el Supremo que calificó de anticonstitucionales los usos que dicta el untamiento mierense por okupar en comunidad autónoma ajena. Y es que se vio a gente (uno era de Turón) merodeando el lugar y explotando petardos-bomba para ahuyentar o provocar estampidas del ganado. Lo que faltaba. En una de estas acaba llegando la sangre al puerto. La de ese toro ya lo ha hecho. Ahora sólo falta guisarla.
La furia de ganaderos asturianos viene por subir el ganao los de León al puerto antes que nadie dejándolo a medio diente. El año pasado treinta de ellos se plantaron en el puertu con muchas ínfulas y dispuestos a apresar en un cerrado las reses ajenas. La cosa exigió llamar a los civiles y al Seprona porque rifábase allí una ensalae d´hosties de muchu pecau. A punto estuvieron. Un asturianu dinamiteru mamau de ira ye más peligrosu q’un chimpancé con una barbera. Pero queda una solución; ven aquí mañana y te la cuento.