Diario de León

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Dijimos que había que volver hoy al puerto de Pinos donde babianos y asturianos llevan más de veinte años enzarzados en pleitos y encaramientos por una mala venta de 900 hectáreas que se hizo en 1926 al untamiento de Mieres, calificándose hoy de anacronismo y contrario a derecho por todos los tribunales hasta la voz última del Supremo (o penúltima, ya se encargarán los abogados de estirar la causa y, si hay que llegar a Estrasburgo o La Haya, pues se llega; la esperanza nunca se pierde, señor alcalde). ¿De quién es, pues, el puerto de Pinos: de los babianos que lo malvendieron o de los mierenses que lo malcompraron?...

La solución a este bronca tensión (ya han aparecido puntillas o verduguillos asesinando reses) puede darla un similar pleito entre los cientos de ellos que hubo en toda esta montaña por determinar quién era el dueño de los pastos en los puertos de veranias. El arreglo que digo es leyenda y lo adoptaron los vecinos de Valdeón y Valdeburón que disputaban la propiedad del puerto de Llavarís, excelente hierba, acordándose que a la hora de cantar el gallo saldría un corredor de cada lado y el que primero llegara a la braña se la quedaría; pero los de Valdeón le dieron pan con vino a su gallo haciendo que cantara antes de lo usual y así salió su mozo con ventaja quedándose para su pueblo el Llavarís y el ayayay. Malhaya tramposo, siguen diciendo hoy los otros.

Y esto propuso el corrillo: carrera al canto. Salga el mozo leonés de Pinos y l’asturianu de Hostería del Huerna, pareja distancia. El primero que llegue al mojón del puertu se lo queda. Y s’acabó el seguir templandu gaites y gastandu perres en contenciosu estéril, fíus. Pero si sugerimos este arreglo, es por tener la parte leonesa a Manu Merillas (chsss, guardad el secreto), campeón del mundo de skyrunning y trial (lo que antes era «monte a través» y se entendía sin preguntar), asceta berciano de Valseco, vecino de La Cueta babiana. Así, con esta segura ventajilla, ya no tendríamos que emborrachar al gallo, seguros además de que alguien nos denunciaría al Seprona por maltrato animal.

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