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Tras el debate a dos de Sánchez y Feijóo y a pocos días del 23-J, todos los análisis hablan de los mismos asuntos: que si uno mintió, que si mintieron los dos, pero uno más que el otro (un debate del todo tranquilizador, eso seguro), que si los pactos que hará un partido para gobernar son peores que los que tendría que hacer el otro (de nuevo, qué mensaje tan halagüeño)... pero nadie habla del covid. Es cierto que Sánchez sí lo mencionó cuando tenía que justificar las críticas apelando a la enfermedad entre una lista de desastres como son la guerra en Ucrania, el volcán de La Palma o la crisis económica. Pero no dejó de ser eso, una de las partes dentro de una enumeración justificadora que tenía preparada el presidente a modo de maniobra defensiva. Así, en las casi dos horas de emisión del cara a cara, el covid apenas se mencionó. No olvidemos (porque parece que sí olvidamos) que el coronavirus ha marcado la agenda de todos los gobiernos durante más de dos años, la mitad del mandato del actual presidente. No es para menos después de los más de 120.000 fallecidos o los tres meses de confinamiento en España, por poner dos ejemplos llamativos. Igual es que queda lejos ya, pero hasta este mismo mes existían todavía restricciones, como es el caso del uso obligatorio de las mascarillas en centros médicos.

A pesar de todo, el coronavirus pasó inadvertido tanto en el debate como en los sucesivos análisis. Pueden encontrarse dos motivos. En primer lugar, tras hacer números, ambos partidos pudieron llegar a la conclusión de que a los votantes no les importa ya ese asunto y decidieron hablar de otros. En segundo lugar, los candidatos no quieren que se hable de ese tema porque no les conviene que se depuren responsabilidades de las gestiones, tanto del gobierno central como de los autonómicos. O puede que sean los dos motivos al mismo tiempo. En ambos casos responsabilizo más al votante olvidadizo que al político que, siendo político, hace cosas de político. Mucho me temo que ya nadie exigirá investigaciones para, según el caso, se mejore la legislación de cara a futuros desastres o, en el caso de existir negligencias, que se juzgue a los responsables.

Buen mensaje le estamos dejando a los futuros políticos de este país, que siempre podrán jugar con la carta del olvido.