Editorial | Una ambición política difícil de materializar

El empeño de la Unión Europea en avanzar en la sostenibilidad camina con paso firme y presiona a las legislaciones nacionales para eliminar las principales fuentes de contaminación que empujan el cambio climático. Los coches son uno de los principales contaminantes, por tanto factor vertebral para este cambio. Así, las políticas están diseñándose para un modelo de vehículos de emisiones cero, los eléctricos, que, sin embargo, no acaban de cuajar entre los compradores. Fundamentalmente por el elevado coste de compra; pero también porque en la práctica la infraestructura que requieren para una circulación eficiente está muy lejos de ser la que garantice la confianza de los conductores. Mientras los ayuntamientos preparan la normativa que regirá las zonas de bajas emisiones, que excluirá a los vehículos contaminantes, la realidad se impone: en León se han matriculado 858 coches eléctricos, pero casi 103.000 vehículos que actualmente circulan en la provincia quedarían fuera de la legalidad. Dos realidades que aún están muy, muy lejanas.