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Ya era hora de alguna noticia con cascabel de albricias:  El norte de España gana atractivo como refugio turístico contra las olas de calor: «Aquí llevan sudadera» . Y otra noticia fresca: hoy entra un frente que bajará la temperatura 8 grados, lo que ya se sabía aquí de antaño: «agosto, frío en el rostro», ¡alegría!...

En los 80 me encargaron una guía de León y no creyeron conveniente el título que propuse,  Encontrando el norte: otro color y otro calor , aunque argumenté que, si como clima sólo tienes friura, vende friura, pero llámala frescor. El fresco (y la fresca) tiene mucho que tentar en estos nortes porque con él (o con ella) se puede pasear por sendas o bosques sin insolarse... se puede dormir sin insomnios tropicales y la noche pide mantita y arrimarse, cosa que en el sur de asfixias acaba como en la viñeta de Forges: « quita allá, mujer, con el calor que da eso »... se puede navegar en fiordo riañés y playear a menos de una hora... y a toda hora se puede ir peñas arriba... o se puede bajar a la entraña de la tierra en grutas de cuento... o palpar y gozar de la historia a cada paso, de una ermita a un palacio, del hórreo a la fortaleza... y se puede descubrir una vieja casa de comidas sin querer ya olvidar el sitio... o buscar un artesano de aldea perdida que aún guarda lealtad a la tradición... o echar la tarde a siestas y el sereno a chácharas sentado a la puerta de la cantina con desconocidos del lugar que ya no lo serán... se puede emborrachar uno de sol de justicia a mediodía y de estrellas a la noche... se puede ver cómo el tiempo se estira y la luz se hace reloj... y pueden los críos ver que la leche no viene del tetrabrik, sino de una vaca y que el pan de horno es más cosa que la miga gomosa de molde... y porque la vacación en estos nortes es un placer y un aprender, un descubrir y un sentir, un relax y no agobio. En fin, ¡a ver si ahora!, si es que aprendemos a no ser sólo frescor, sino a bordar también el buen trato que nos cojea; sólo así volverán el próximo año. Y entonces estos nortes ya no tendrán precio. Algo bueno habrá de tener el cambio climático, cree Noé.

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