Cervezamen
Como el 4 de agosto se celebró el Día Mundial de la Cerveza, aquí reburdia en su tumba un tatarabuelo astur que pide homenaje de profeta, pues cerveza era lo que bebían sus tribus cuando el historiador Strabón, empotrado en las legiones romanas que apalearon y civilizaron a su gente bronca, consignaba este dato, añadiendo que el vino sólo lo bebían ocasionalmente por tener que ir a buscarlo a tierras del sur (pon Toro o por ahí), aunque se lo bebían la misma noche que llegaba, agarrando unas toñas festivas y peleonas de mucho respeto (pon botellón, también profetas en esto).
¿Cerveza cazurra, pues, hace veinte siglos?... Tres mil años llevaban bebiéndola los egipcios. Allí, caliente, pero aquí, bien fría si dejaban la cántara a la fresca (ventajas de tener León «aire incondicional»). Lo del lúpulo como aromatizante aún no se había inventado; hubo que esperar dos mil años a que se viera aquí esa planta traída de Bélgica clandestinamente en los años 50 para cultivar y proveer a los cerveceros españoles que habían de comprar la lupulina en el mercado negro europeo, dado el bloqueo internacional decretado a Franco. Se ensayó cultivo en varias provincias norteñas, pero al final sólo esta resistió en idónea, aunque se apalancó en sólo dos variedades (Alsacia y Hallertauer) que a punto estuvieron de empobrecer y liquidar ese «oro verde», algo que ahora se intenta remediar con nuevas razas. A ver, no es lo que fue, pero aguanta. Y no olvidaré jamás que mi primer sueldo lo gané a los 7 años pelando lúpulo un solo día en Ruiforco, 10 pesetas; y que la finca donde nací en Manzaneda de Tronío fue de las primerísimas en aquella vanguardia. De modo que, si he de elegir, pido siempre cerveza antes que vino, con el que también a los 7 años tuve encontronazo al plantear inquisitivo en la comida familiar por qué mi padre podía beber vino y los demás sólo agua. ¡Laurita, ponle un vaso a este rapaz! Y al coleto que fue. ¿Y otro más? Ahí me fui arriba, ¡faltaría más!, y después abajo; pillé tal torzón ciego, que aquella tarde me libré de ir a la escuela. Zumbé. Y pené.