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Lo había ensayado bien. Quien nun diga tseite, tsinu, tsume, tsana/ nun yía del vatse de Tsaciana («quien no diga leche, lino, lumbre, lana, no es del valle de Laciana»). La emoción del recuerdo a Óscar Brandido frente a la Casona de San Miguel de Laciana y el abrazo colectivo que brindaron los asistentes a Orfe y Horacio, su madre y su padre, hizo que muchas palabras sobraran. Fue un momento agridulce por tener el honor de ser la primera pregonera del Mercau Tsacianiego que no es del valle y saber que sería la última.

Volver a Laciana siempre es recordar el carbón y añorar la braña soñada, aunque nunca he visto el Valle tan verde, tan reluciente desde el balcón de este pueblo engullido por Villablino que mantiene su identidad en el caserío con la ayuda del paisaje y una ruta literaria que bebe en las fuentes de Luis Mateo Diez para sumergirse en la historia y los personajes del lugar. Me quedé con las ganas de hacerla y saber dónde estaba la librería de Nemesia. Otro día será. Espero encontrarme de nuevo con Javier, el muchacho de diez años que anda pendiente de las vacas y ovejas de la familia y trota con su bici por las empinadas cuestas del pueblo, al que Villablino no ha doblegado como barrio.

¿Se acostumbran en el valle de Laciana a ser cada vez menos gente y a hundir en la niebla del invierno la grandeza del pasado?

Sorprende a su entrada un conjunto escultórico que hace honor a la naturaleza más honda de Laciana y que funde con piedras y cornamentas la tradición vaquera y minera. La mano y la casa de Lolo Zapico son los artífices de este escaparate artístico al aire libre.

Laciana es tierra firme y de gentes recias. Una lástima que este bello rincón de San Miguel, que cerraba las ferias de la comarca con la de Santa Lucía, se haya convertido en el epicentro de una tormenta político-judicial que barrunta poco bueno para el Valle. El Ayuntamiento de Villablino será, este miércoles, el último en constituirse después de los recursos que presentó Izquierda Unida-Podemos para que se invalidasen las papeletas que figuran con un error en el apellido de una candidata socialista. Un cálculo que invertiría el orden de la lista más votada, del PSOE a los recurrentes. No voy a entrar en lo que ha dictado la justicia, pero si hacía falta algo más para rizar el rizo, la pelota queda en el tejado de un concejal del PP, cuyo voto es decisivo, que está de vacaciones. No se pueden pedir más ingredientes para un guión. Marcial Lafuente Estefanía sería el más indicado para escribirlo. La realidad supera a la ficción. Pero Laciana es una realidad tangible y observo con pena que este lugar donde las pagas mineras y las pensiones son el principal sustento, se va acostumbrando a tener cada día menos gente y a hundir en la niebla del invierno la grandeza de otros tiempos. En Laciana, como en este León que llora hasta sudor, hace falta aprender a quedarse después del verano y después de tantos años aprendiendo a marcharse. A marcharse, algunos, con todo. Entonces sí, volvería el Mercau y la feria de Santa Lucía.