Un paseo por tu provincia
Una cosina, en este pico de temporada del aquí que no vengan a tocarnos los cojones, el sentido común extendido que hizo popular aquel chaval de Yernes y Tameza: a ver, dónde fueron los millones que se gastaron en tanta zanja para tirar cable de fibra óptica hasta los confines, para cargar gigas a paladas, dijeron, cuarteados y deslomados de tanta gestión, si en León es más difícil encontrar cobertura de móvil que empleo. No parece que estén dispuestos a enmendar la estrategia de elaborar programas electorales para facilitar la vida y entretener el verano a los que se pasan quince días o un mes en los pueblos a costa del lomo de los que penan el resto del año. Salvo casos aislados, no hay enmienda para esa jodienda (otro dicho popular que habrá que elevar a los altares académicos) en vista de que los presupuestos y los impuestos terminan en cuentas corrientes de las Rías Baixas sin otra oposición que el mensaje crítico que expande por valles y montañas Catalina Grande, Piñón Pequeño, CGPP; obsérvese la profundidad del cuento que gastaron en las elecciones de mayo para prometer oro y moro, si se puede decir moro, según está ya el censo y el padrón con las lanchas fuera borda a destajo para rellenar los empadronamientos con esquinas rotas y cuadras de la burra y pajares solariegos en la Sobarriba a rebosar. Algunos alcaldes dejaron de serlo por esa relación difusa de la cuenta de resultados de la Panorama y el capítulo de inversión en municipios que tienen una renta per cápita a la altura del cuerno de África y la pirámide poblacional en cuarto menguante permanente. El tío SAM. Engañaron y se engañaron los que se creyeron que con embutir megas por el ojo de la aguja le iban a cambiar el pulso a un territorio que quemó casi dos generaciones en papanatas y en políticos untados que ejercen el poder siempre en contra de los votantes. Y así, con este nuevo dolor de los pecados, se cierra otro ciclo alto del mes de agosto, que enseña la patita por debajo de la puerta sobre lo que pudo haber sido todo el año si no se confundiera importante con urgente cada vez que se mete la papeleta en el sobre. A este ritmo, no hace falta que la UPL vuelva a insistir en pactar con el PSOE para pulirse la piedra a base de tropiezos.