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Ese río me corre en vena porque a cien metros de él me alumbraron un enero entre  Matueca  y  Manzaneda , pueblos que también lo llevan de apellido, «de Torío». Ese río es un primor en ribera angosta tras nacer en montaña brava resbalando sobre roca madre y pedrera clara, agargantándose en hoces de farallón antes de cruzar  Vegacervera  y rezando ya de inicio su rosario de pozas cristalinas y misterios de morrillo. Ese río es puro jardín sereno en verano y en invierno fragor de promesas si se pone seria la nieve arriba. Ese río es mi río, sin que por ello quiera adueñarme de él, que es río de todos a los que lame, incluso de las gentes de  Oporto  a donde llegan sus últimas aguas, las que no le hayan robado por el camino, y no son pocas.

Así me renace en la memoria su prodigio natural ante la alarmante noticia de ayer que daba cuenta del seguimiento fluvial que hace la Confederación: el  Bernesga  y el  Torío  (que en sus finales escoltan a esta ciudad milenaria y ladrona de sus gigantes pedreras para hacerse murallas, cercas, casas y tapias) han entrado en  situación de emergencia  por no haber llovido nada-nada desde mayo sin tener en su cabecera presa que garantice su caudal biológico (y por todo lo que además se le ordeña en riegos o se le esquilma en sisas, añádase). Mi Torío, pues, es hoy un río que boquea de pura sed con la que atormenta también a tanta fauna, truchas lo que más; aunque no es nuevo este agobio estival; no son pocos los estiajes que recuerdo cuando, de julio en adelante y hasta bien entrado octubre, bajaba prácticamente seco desde  San Feliz  hasta su final de Candamias y, de charquera espejada a charquera, sólo corría un hilillo, no más de lo que mea un ángel; y aún así, la recuperación biológica de este caudal era siempre prodigiosa, maravillándome cada marzo que hubiera de nuevo truchas en las tablas de  Palazuelo  o de  Palacio  por cuyo seco lecho corrían unos meses antes sólo lagartijas o se enterraba el sapo. Este río merece hoy un mejor trato y una cisterna arriba del todo para que le siga corriendo el agua cuando lo pida.