Ahí va un apapacho
No sé a ustedes, pero a mí no se me ha olvidado que la NASA prometió que en agosto haría público un informe sobre lo que saben acerca de naves extraterrestres. Pues estamos ya en septiembre, y nada. Alienígenas no sé si allá arriba los habrá, pero aquí abajo cada vez hay más gente rara. Ahí tienen a Luis Rubiales y su extraña manera de celebrar un gol. En fin, si alguien tiene el teléfono de la NASA ¿les puede dar un toque de mi parte? Adiós, agosto; hola, septiembre. Ojalá este mes venga cargado de gratas noticias. Hace unos días una amiga, nacida en Chicago pero con raíces cubanas, me ha regalado su palabra preferida, y eso es mucho decir pues habla idiomas. «apapacho», término empleado en México y de origen náhuatl. También lo dicen en Honduras y en Cuba. Según la RAE es «palmadita cariñosa el hombro o abrazo» Sin saber el significado ya gusta, pero sabiéndolo aún mucho más. Y tiene verbo: apapachar, que es dar apapachos o recibirlos. Pero su significación va mucho más allá de lo físico, de ahí una acepción mexicana de la misma que de tan linda parece realismo mágico, como de Comala: «abrazar o acariciar con el alma». Ah, el diccionario del corazón. ¿A quién no le guiñado el ojo una esdrújula? O un esdrújulo, claro. «¿Si no se tienen mariachis a mano, sirve una gaita y un tamboril?», me dirá mi lectora centenaria. Claro, mis cuates (otra bella palabra náhuatl). Al parecer, apapacho no tiene traducción exacta posible, pero esto ocurre con todas las palabras bellas. No importa, precisamente por ello, todos las entendemos.
Por lo que a mí respecta, la NASA puede ahorrarse el gasto en fotocopias del informe, bastante perplejo me tienen los alienígenas foráneos. Leo este titular en un digital: «Una defensora de Rubiales intenta besar y tocar las partes íntimas a un reportero de Telecinco». Ah, el mal ejemplo. Si la Selección en vez de ganar por un gol lo hace por dos, Rubiales se nos autodesgracia allí mismo. Proclamemos todos al unísono, a modo de compromiso vital: Yo apapacharé, tú apapacharás, él apapachará, nosotros apapacharemos… En fin, si me quieren apapacholear ya saben mi paradero, pero con cuidado… que a mi edad ya tengo contracturas. Eso sí, para hay que preguntar primero.