Y mírate ahora
Cuando alguien que ha cumplido 104 años nos da un consejo de vida sabemos que tendrá no solo razón sino razones. Qué buena la entrevista de Carmen Tapia a José García, quien hoy martes los cumple. El titular era más que anzuelo un gran arpón: «Si no te adaptas a la vida vives renegado». Uno mismo, próximo a los 65 otoños, barrunta que es así. Adaptarse. «Esto es lo que hay», se dijo mi madre la primera vez que entró en su casa, tras el fallecimiento de mi padre. La adaptación no es rendirse, pero sí asumir que hay días lluviosos y días soleados… y dado que no depende de ti decir cuándo ni cuántos… solo puedes adaptarte a ellos, pero sin sometimientos. Don José fue zapatero y labrador, de padres omañases. Cuenta en la entrevista que no tiene el corazón para celebraciones, pues hace poco perdió a una hija, la segunda que ha fallecido. Transmite vitalidad, aunque vives tanto se te acumulan los adioses. Nos da un consejo: «La vida es la que dispone y hay que adaptarse. Si algo sale mal hay que volver a empezar». Añade después: «Desgraciado el hombre que llega a los 50 años y no tiene un cobijo». Uno añadiría: y más desgraciado aún si nadie le llama por su nombre y no tiene deudas de amor… No sé si la adaptación es imprescindible para vivir más, pero, al menos, lo es para no ser arrastrado por la corriente. Debes apretar los puños y comenzar de nuevo. Cuántos naufragios hay en una vida cualquiera, hasta que somos salvados en medio de oleaje; a veces, por el amor, otras por el perdón (¿acaso no son lo mismo?).
A partir de cierte edad, ¿quién no se asombra de haber llegado hasta aquí? Acuérdate, lector. Con años todo aquel que tenía más de 15 nos parecía alguien ya muy mayor. Y mírate ahora, cuántos de esos llevas encima. Entre muchos y muchísimos. El hombre propone, la vida dispone y Dios escribe la letra pequeña.
Tu edad es un trueno en el calendario, pero ni siquiera es la que más sabe de ti. Admitámoslo, en lo esencial casi nada en nuestro interior ha cambiado. Y en el exterior, ahora piensas algo más en tu salud, te dejas más pelos en el peine, muerdes peor y eres muy sensible a las viejas canciones, aparte de eso y otras menudencias.. ¿qué ha cambiado? Entre poco y poquísimo.