El lobo, Ursula y los dientes del BBB
La sonata nocturna de enero en los montes de León, imposible en el salón de Ursula von der Leyen (Úrsula, pero sin tilde, como se lee entre líneas donde le hacen el rendez-vous), acrecienta la brecha de paganos y fariseos, los que comen y los que pagan la factura, división irremediable por esta cañada por la que Europa lleva el rebaño al precipicio. Aúllan por el celo, no por miedo; en eso se iguala el lobo y el hombre, con sexo de por medio no faltan los trompetistas. Hace unos meses, se pudo asistir a un relato, con vuelta de fábula, que detallaba cómo unos lobos le triquiñaron un potro a doña Ursula, sin reparos, tal como clava el lobo los caninos y taja arterias y arranca piel y músculo, y donde había cavidad pulmonar y torácica deja un boquete por el que el corazón late por primera vez, y última, al aire. Se puede encontrar en la portada de la hemeroteca el puteo a los padres de los niños de un colegio de Onís en el que se decía en los libros, los curriculares, que el lobo no comía carne. Cosas de la doctrina de la autocracia. Se puede buscar hasta la extenuación entre los programas socialistas una línea que coloque al lobo al frente de la cadena trófica, para revertir lo que se hizo costumbre desde que el humano cazó, y se le aclaró el iris por vigilar el horizonte a pleno sol y se le dilataron las pupilas por retar a las bestias detrás de la cortina de la lumbre, en plena oscuridad. Ursula y sus secuaces, los mastodontes burócratas que toman gente por marionetas, se acaban de percatar de que no pueden convertir a todo pichichi en funcionario, porque llegará un momento en el que no quedará nadie para poner los billetes. Hace varios meses, le pregunté a un eurodiputado si sabía a cuántas almas mantenía la burocracia en Europa, controlada por esa caterva de sociópatas criados a la sombra de la estaca de la Stasi y el rigor de la Alemania comunista, que se llamaba democrática (jojojó). Búscalo en la wikipedia, me animó. Es la reacción de los políticos sobrados que sólo se preocupan cuando el agua comienza a salpicarles las ingles. Así con todo. Van a parar al lobo ahora que le han visto los dientes; no por machacar los costillares del potro de Ursula. Los dientes de la gente que está hasta los huevos de ellos; antes de que el BBB holandés se extienda como el covid.