Editorial | Cara y cruz en el retorno a las aulas

Septiembre ya descuenta las últimas horas para el inicio de un curso escolar que llega desde el punto de vista de la incorporación de estudiantes con un resultado muy dispar. Resulta loable que la Universidad de León consolide el número de alumnos sin sufrir un descenso, un hecho que debe achacarse ante todo a su capacidad para atraer a jóvenes de otras provincias que vienen buscando sus titulaciones más prestigiosas. Para la sostenibilidad de la ULE, y para un posible y deseable crecimiento, resulta imprescindible que no se produzcan reducciones de matriculados.

Pero ese fenómeno sí que está llegando con claridad a las aulas de los niños. Sólo al añadirse los alumnos de 1-2 años se consigue un dato positivo. Habrá más alumnos en total en los colegios leoneses que hace doce meses. Pero la estadística incluye esa trampa. Despejando esa nueva incorporación lo cierto es que en los centros escolares se hace evidente el cambio hacia una pirámide poblacional cada vez más envejecida, que genera sin duda el primer reto para León.