Vuelve Puigdemont y sale Vitorino
El señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel, y trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego, los que estemos vivos (esto ya es presuntuoso), los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el señor en el aire. Y ahí estaremos, con el señor para siempre. Hace falta un poco de encaje con los matices, y tener en cuenta que en la primera a los Tesalonicenses no habían llegado las motos amarillas eléctricas a la empresa postal, con lo que lo que se iba a perder en certezas se ganaba en predicciones, para gloria de los profetas. Pero estaba Mateo, que ya saben que se banca en esta cuenta, con su pluma hiriente y su léxico para desengañados, que acotó: así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta el occidente, así será la venida del hijo del hombre. Apunten la cita, que se la apropiará cualquier día de estos Piter Piqueras, para cerrar el noticiero adaptado a los que votan lo que manda Tele 5 y comen lo que vende Roig, igual que hienas que regresan del desierto que fue puerto de mar, antes de la primera venida de Puigdemont. Ojo, que la segunda les va a pillar en bolas, mientras el becerro de oro del socialismo del voto devoto de las ocho de la mañana, el que desvirga la urna, se come las ostias sin pelar, para que el estómago se las entienda con lo que el gañote engulle a pelo, sin entrecocer. Mateo vuelve al rescate, por si hacen falta ideas en la Sexta para amortiguar el estacazo, y que no se resienta el Estado, y el de Derecho. La señal del hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán las razas de la tierra: verán al hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gloria. Y al sonido de las grandes trompetas mandará a sus ángeles, reunirá a los cuatro vientos a los elegidos, de un extremo al otro del cielo. Conviene no fiarse, prosigue Mateo en los versículos 36 al 39, porque en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el hijo, sino sólo el padre. La venida del hijo será como en los tiempos del arca. Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban. Hasta el día en el que Noé entró en el arca. Convertíos. Sale Vitorino y traen a Puigdemont.