Ojo con ese dios
Mucho ojo con las danas y los aguaceros mortales que estamos viendo este año causando tanta desolación y luto. Detrás podría estar alguna culpa humana seguida de furias divinas, pues los dioses, hechos a nuestra imagen y semejanza, también se vuelven despiadados justicieros hasta por una nimiedad, siendo como son esclavos de nuestras pasiones.
La mitología griega es muy entretenida en esto porque sus dioses son tan exageradamente divinos como vulgarmente humanos. Su teogonía es liosa, pero sus episodios retratan la vida con sencillez para que el vulgo la entienda. Y hay uno que cuenta cómo un día Zeus , acompañado de Hermes , quiso averiguar cómo eran de hospitalarios los frígios que vivían años de bonanza. Llovía y, disfrazados de mendigos viajeros, recorrieron Frigia sin que nadie les acogiera. Pero en la ciudad de Tiana un matrimonio de ancianos, Filemón y Baucis , les invitaron a su humilde casa. Sin embargo, al poco vieron algo que les hizo sospechar que los viajeros eran especiales, pues cada vez que llenaban sus vasos de vino, la jarra volvía a estar llena. Avergonzados por ofrecerles sólo una comida pobre, decidieron guisar un ganso, el único animal de su corral. Cuando iban a sacrificarlo, Zeus lo impidió, y llevándose a los dos ancianos hasta un monte contiguo les hizo ver cómo desataba una furiosa dana de mil pares inundando y arrasando la ciudad entera... menos su casa, que transformó en templo, ofreciéndoles a la par un deseo por su hospitalidad, lo que Filemón cifró en ser los guardianes del templo, vivir el mayor tiempo posible y morir los dos a la vez. Cuando llegó el día, se cubrieron de follaje y apenas pudieron decirse adiós cuando se vieron convertidos en dos árboles que se inclinaban el uno hacia el otro, Filemón en roble y Baucis en tilo. Bella historia.
En Grecia primero y Libia después la dana ciclona sembró días atrás muerte horrible y brutal devastación. Averígüese qué emigrantes viajeros de los que cruzan a miles estos países eran dioses disfrazados que se desataron en iras y furor por no ser acogidos.