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Desde hace tiempo se han disparado las quejas, especialmente en el mundo rural, por los problemas de circulación viaria que se derivan de la proliferación de la fauna. Nadie puede ser ajeno a la importancia que tiene la conservación del medio natural. Pero también es fundamental alcanzar un equilibrio, con garantías para la salud de las personas. En este momento, parece claro que la expansión de los animales dispara las estadísticas de accidentes de tráfico. Pero también es evidente que existe un efecto sobre la ganadería, con los ataques —especialmente del lobo— alcanzando cifras de auténtico robo. Los debates sociales, como el que está claramente abierto, sobre la situación de las especies cinegéticas se plantean en demasiadas ocasiones con unas cargas ideológicas y demagógicas que bloquean las soluciones que serían más lógicas.