Edificio Moratiel

León, junio de 1935. Ramón Cañas del Río firma en solitario este proyecto de Casa de Alquiler para José y Francisco Moratiel, en un solar de esquina de «los terrenos de Don Emilio Hurtado en el ensanche norte», entonces un descampado frente a San Marcos, al final de la Gran Vía. Proyectó el inmueble con muros de carga. Sin sótano. La planta baja con locales flanqueando un portal de directriz quebrada; al frente la portería en estilo y a la izquierda la salida al patio bajo una escalera para subir a tres niveles con 6 viviendas que durante las obras se convirtieron en 8, tras sumar una planta más y el ascensor. Distribuyó los pisos por vestíbulo y pasillo con las zonas húmedas en torno a dos patios de luces, y las estancias vivideras a la calle y al patio posterior. Dispuso los alzados exteriores simétricos en dos órdenes. En la base los huecos de las tiendas y una portada pétrea de fajas verticales y hojas forjadas con asombrosa geometría Decó. En el orden principal, destacados paños verticales de ladrillo aparejado a tizón con las juntas rehundidas entre hileras de ventanas enmarcadas, carpinterías de madera y exquisitos pretiles naturalistas de forja. En los extremos y en la esquina, cuerpos revocados en voladizo que abren ventanales cuadrados dibujados por líneas de carácter decorativo enfatizando la curva del mirador… En aquel remoto León prebélico marcado por la incertidumbre, pero también por el ajetreo y las convulsiones de un mundo en trasformación, Cañas, siempre atento al Espíritu de los Tiempos, parecía soñar con el lejano rascacielos al combinar estilizados lienzos de ladrillo y tiras verticales de ventanas con volúmenes revocados para realzar el efecto ascendente y la plasticidad de esta sugerente fachada, al tiempo que potenciaba ese dinamismo con delicadas cerrajerías de geometrías yuxtapuestas, motivos en V, círculos segmentados o en repetición, barandillas con líneas onduladas de inspiración acuática, en espiga o en zigzag sintetizando al rayo, junto a estilizados galgos evocando la velocidad en una naturaleza idealizada… ¡Puro, y refinado Art-Decó!... ¡sorprendentemente bien conservado!... ¡Aleluya!