Esa mardita puerta
Del mismo modo que tiene enorme importancia la rueda como invento que aceleró la civilización humana, poco o nada se sabe de cuándo inventó la puerta el hombre (¿o fue la mujer?). Tiene su gran importancia este artefacto, la puerta marca un antes y un después, pues antes, tras bajar del árbol nuestros abuelos hartos de ser mandriles, se vivió en cavernas, no había puertas, todos veían a todos, el hombre era grupo y el común su ley , algo que ya sólo se ve en los indios yanomamis en su gran casa colectiva y circular sin tabiques y, por tanto, sin puertas. Pero después, instaurada la puerta, empezó el secreto, la propiedad, el sólo mío... y así el hurto pasó a ser robo, de pena mayor, y se estableció el enorme delito del allanamiento de morada que permite matar al invasor o al ladrón sin considerarlo un crimen.
Maldito invento la puerta. Al principio fue sólo cortina de pieles o palos en la choza para cortar vientos y no dejar entrar bichos o moscas, pero la puerta de madera, ya sólida y pesada, no tardó nada en exigir goznes y bisagras y, más adelante, cerradura y llave, el símbolo final de lo particular, lo propio, ese individualismo ultraliberal que, más que la rueda, aceleró infinito el desarrollo humano con su despepitado correquetecagas, y el que venga detrás, que arree. De la selva venimos. Jamás renunciamos a su Ley . Lance aquí el lector la vista a su alrededor, esté bajo techo o al aire libre, y la verá aplicada con toda su severidad en no pocos casos y cosas... pura selva por doquier... y a ella volvemos cada día (su arma más letal dejó hace mucho de ser la cachiporra; hoy lo que mata más y mejor es el dinero, tan selvático él). Y todo esto empezó porque alguien un día inventó la puerta. Con ella vino el cerrar y el encerrar. O el encerrarse, el ahí me las den todas. Y peor fue el tío jeta que inventó la jornada de puertas abiertas , ese autobombo gratuito que jamás permite fisgar el patio de atrás o curiosear. Así que har favó, Bambino, ven pacá, cántanos, dale ahí: esa mardita puerta que separa tu vía y mi vía, esa mardita puerta yo la voy a tirar cualquier día ...