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Si el lector remira las fotos de la mani-mitin que pasado domingo celebró el PP en Madrid para repudiar amnistías y predicar igualdades, verá que el fondo de escenario al que fueron subiendo los oradores con sus arengas leídas (Almeida, Ayuso, Aznar, Rajoy y Feijóo) estaba ocupado por una grada escalonada con público anónimo, pero no casual, público cuidadosamente elegido como exige la técnica publicista y los gabinetes de imagen para que el rostro del interviniente resalte sobre un fondo de caras risueñas y aplaudidoras («mucha niña mona, pero ninguna sola, luces de colores, lo pasaré bien»). Al día siguiente, repasando el suceso, un certero Raúl del Pozo reparaba en un aspecto revelador: no se vio gente joven en la turba serena que abarrotaba aquella plaza soleada con su oleaje de banderas nacionales. Normal, maestro, la poca gente joven que hubiera debieron subirla toda al estrado para fondo de foto; sólo gente joven allí, qué curioso, qué mentira; ni siquiera había esas abuelas o caras pensionadas que salen en los platós de programas de la tele donde también se eligen cuidadosamente las caras, escotes o patorras que saldrán en los ejes de tiro de cámara. Así debió componerse la selecta grada del mitin de los populares, sin olvidar que en el encuadre deberían predominar además las caras femeninas, detalle que hoy se cuida mucho para sugerir que «somos un partido joven con mucho futuro y además con mucha presencia de mujer»... y quedó como si hubieran dicho «nenas, a escena», o sea, a calentar la toma.

Tampoco se vio salir muy triunfante a Feijóo de esa concentración nacional. De nuevo la Ayuso (y su machacón estribillo «de ninguna manera») le robó plano y devoto popular. Y así llegó ayer el gallego a su investidura interrupta sin contundencia en el verbo ni capacidad de réplica aguda a un orador inédito, inesperado y fustigante para gozo de la grada socialista, Óscar Puente , que lució con ese brillo despiadado que tanto agradece el tendido. En su segunda intervención flojeó de remos por aguijoneado en banderillas. Aún así...